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Lorenzo Mejino

Series para gourmets

Scandal: el paradigma ideal del placer inconfesable

Scandal es una serie que desafía toda lógica ya que, a pesar de ser un culebrón totalmente desbocado y pasado de rosca con el presidente de los EUA en el epicentro de la trama, es una serie atractiva y sobre todo muy adictiva. Esta bipolaridad que crea en sus espectadores es su mayor activo, ya que por un lado nos preguntamos cómo podemos estar viendo eso, pero no podemos dejar de verlo.

La serie, que empezó de forma modesta en la primavera del año pasado con una tanda muy corta de episodios, se soltó completamente el pelo esta temporada al cambiar su enfoque. Su  recompensa ha sido crecer exponencialmente en las audiencias, atónitas ante semejante catarata de tramas donde el más difícil todavía se sucedía en cada capítulo.

Hoy, con nuestra vuelta al esquema habitual y recién finalizada la segunda temporada, vamos a analizar ese fenómeno que es Scandal, un verdadero placer inconfesable para muchos de nosotros.

 

Ficha: Scandal, 29+  episodios. Abr 2012 -. ABC(USA)  Fox  (E).

Sinopsis: Una compañía de gestión de crisis, liderada por la antigua directora de comunicaciones de la Casa Blanca, se encarga de resolver problemas de todo tipo en las altas esferas de Washington por encargo de sus poderosos clientes, manteniendo además una relación amorosa con el presidente actual de los USA, como pueden ver en la siguiente introducción:

El inicio: Shonda Rhimes es la productora estrella de la cadena ABC, para la que desarrolló su megaéxito ‘Anatomía de Grey’, así como su secuela ‘Sin Cita Previa’. Por esta razón, tiene casi carta blanca en la cadena para proponer nuevas ideas y a principios de 2011 les propuso la idea para hacer el guión de Scandal.

La idea está basada en las experiencias de Judy Smith, que fue ayudante de prensa en la administración de George Bush, y sus amplios conocimientos de los entresijos de la Casa Blanca. Al salir de la misma montó una consultora de gestión de crisis, llevando entre otros famosos a Mónica Lewinsky o Wesley Snipes.

Shonda insistió además en que el papel principal fuera para una mujer de color, hecho relativamente poco frecuente en los dramas televisivos. De hecho, hacía 38 años que no teníamos una mujer negra como protagonista absoluta y ‘Busquen a Christy Love’, que fue la última serie, tampoco es que fuera una joya precisamente. Curiosamente, esta decisión ha abierto nuevos caminos y, en menos de un año, han aparecido dos series con mujeres negras de protagonistas: ‘Deception’ y ‘Rogue’.

Su idea fue aprobada por la cadena y finalmente obtuvo un encargo de una temporada reducida en la primavera de 2012, para comprobar la reacción del público. Shonda exigió y consiguió que la serie fuera emitida con el colchón previo de ‘Anatomía de Grey’, lo que le permitió aguantar gran parte de la audiencia y conseguir su renovación para una temporada completa en otoño.

En el vídeo pueden ver el tráiler de la serie:

La trama: Olivia Pope es una exdirectora de comunicaciones de la Casa Blanca que, al dejar la administración, decide montar su gabinete especializado en gestión de crisis. Sus clientes son gente poderosa de Washington, que tienen un problema grave  de cualquier índole, personal o profesional, y Olivia se encarga de controlar los riesgos, resolver la crisis, minimizar los daños y controlar a la prensa.

Su equipo está formado por abogados, investigadores y un exoperativo de la CIA encargado de hacer el trabajo sucio.

Pero, además, Olivia tiene un pasado como amante del actual presidente de los EUA, al que ayudó a ser elegido y trabajó con él en los primeros años de su mandato, y acabó dejando. El problema es que el presidente sigue locamente enamorado de ella y le persigue continuamente ante el enfado considerable de su mujer, la primera dama.

Con estos ingredientes iniciales se gestó la primera temporada de siete episodios, en los que cada capítulo gestionaba la crisis semanal, con un arco general que era otro desliz del presidente con una becaria tipo Lewinski.

Las crisis consistían en defender a los poderosos, sea por una aventura extramatrimonial, una acusación de violación, o la lista de clientes de una madame, y Olivia y su equipo, utilizando todo tipo de métodos, conseguían defender a su cliente y salvaguardar su reputación.

En esta primera temporada la serie no prometía nada especial, pero sus productores pudieron comprobar que las tramas que afectaban a la vida amorosa del presidente y Olivia suscitaban más interés que la crisis semanal, por lo que para la segunda temporada hicieron un replanteamiento total y decidieron lanzarse a la piscina de cabeza. En el vídeo, los preparativos de la segunda temporada:

Para ello eliminaron de la serie al segundo de Olivia, interpretado por Henry Ian Cusick, el gran Desmond de ‘Perdidos’, y ascendieron a la primera dama como personaje principal.

A partir de aquí, se trataba de proponer las tramas más delirantes con un ritmo trepidante, siempre con la máxima del más difícil  todavía, sin ningún recato ni mesura. En ese punto es cuando Scandal empezó su irrefrenable ascensión a la fama.

Las historias en las que se veían involucrados el presidente, la primera dama, su jefe de gabinete y Olivia, estaban más allá de toda lógica y coherencia realista, con conspiraciones, trapicheos electorales, intentos de asesinato…, y donde absolutamente todos los personajes cometen delitos de todo tipo, algunos merecedores de pena de muerte.

Cada capítulo desarrollaba una trama, que en otras series duraría una temporada, quemando personajes e historias a una velocidad de vértigo, con el objetivo principal de mantener a la gente pegada a la pantalla para saber qué más se les va a ocurrir a estos guionistas.

Scandal es una sublimación del culebrón pero, al tratarse del presidente de los EUA y en un entorno de superlujo, Olivia se debe cambiar cincuenta veces de traje y zapatos por episodio. Es uno de los detalles por los que esta serie entra de lleno en esa categoría de placeres inconfesables (‘guilty pleasures’ en inglés), donde Scandal es la reina.

No les voy a desvelar algunas de las tramas delirantes, pero les puedo asegurar que por mucho que se imaginen se van a quedar cortos, tal es el grado de imaginación desbocada que tiene la serie.

El eje central es la relación entre el presidente y Olivia, que pasa por todo tipo de fases, aunque una generalizada es hacer un ‘Aquí te pillo, aquí te mato’, a la menor oportunidad en cualquier rincón de la Casa Blanca, escapando del Servicio Secreto. Una constante en la serie son las duchas del presidente con su primera dama, a la que desprecia, y con su amante, que le desprecia a él, como pueden ver en vídeos separados:

Otro de los enigmas es imaginarse a semejante persona dirigiendo el país más poderoso de la tierra, cuando su principal preocupación es ver a Olivia y estar con ella, pasando de crisis mundiales y otras minucias que pasan a un segundo plano en su agenda diaria.

Con Scandal tengo la teoría de que es una serie que nos gusta a la gente que vemos mucha televisión y es difícil sorprendernos con nuevas propuestas. En este sentido, el desmadre total de la trama, totalmente pasada de rosca e inverosímil, nos atrae pensando en que se van a atrever aún más en la próxima escena, y por ahora siguen consiguiendo ese efecto sorpresa.

Por estas razones, comprendemos que a la gente que le gusta seleccionar sus series Scandal le puede poner de los nervios por las historias que explica, porque entre nosotros no hay manera de tragárselas desde un punto de vista realista. Pero en la ficción hay que tener cierta manga ancha y Scandal no se puede comparar con ‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’, porque ni lo intenta, pero en cambio frente a ‘Dallas’ o ‘Falcon Crest’ no les pierde la cara en absoluto.

Los actores: El papel central de la serie es para Kerry Washington. Esta actriz había realizado multitud de papeles secundarios en el cine como la mujer de Ray Charles o Idi Amin en las películas ‘Ray’ o ‘El Último Rey de Escocia’ y más recientemente en ‘Los Cuatro Fantásticos’ o en ‘Django desencadenado’, cuando Shonda Rhimes la eligió para el papel principal.

 

Washington es una actriz bastante limitada, con sólo dos expresiones, pero cumple a la perfección con su papel de mujer afroamericana de éxito, cercana al poder, y que es capaz de plantar al presidente, aunque tampoco acaba de aclararse mucho con sus sentimientos. Las contradicciones que tiene en su trabajo la ponen más de una vez en un brete por cuestiones éticas, pero en general los escrúpulos los suele dejar en la entrada del despacho para hacer todo lo posible para ayudar a sus clientes.

La relación con sus empleados es peculiar, ya que todos ellos le deben favores personales por problemas del pasado que Olivia les ha ayudado a resolver y la siguen a muerte en todas sus aventuras, autodenominándose los gladiadores con traje. En la foto inferior pueden ver a la derecha a Henry Ian Cusick, que hacía el papel de Stephen Finch, y a Columbus Short, que es Harrison Wright, sus dos abogados.

Cusick, para siempre Desmond de ‘Perdidos’, se fue al final de la primera temporada ya que su papel perdió mucho protagonismo a favor de Olivia, por lo que decidió salir de la serie, obligando a su personaje a  casarse e irse del bufete, quedando Short como mano derecha y fiel paladín del personaje de Olivia, dirigiendo el gabinete en su ausencia.

A un nivel más bajo en el escalafón del gabinete tenemos a Katie Lowes (Quinn Perkins), que es una abogada cuya incorporación al bufete en el episodio piloto da pie a la presentación de los personajes. Quinn es portadora de un oscuro pasado, que cobrará gran importancia en la trama a medida que avanza la serie.

A su derecha tenemos a Guillermo Díaz (Hack), en mi opinión el personaje más interesante de toda la serie, un exmarine y espía sucio de la CIA capaz de entrar en cualquier ordenador y de doblegar con la tortura a cualquier persona, pero sus demonios internos le persiguen y es un ser desequilibrado, desquiciado y al borde de la locura por su pasado. Díaz sólo había tenido un papelito en ‘Weeds’, pero aquí se sale y es la auténtica revelación de la serie.

El equipo lo completa a la derecha de la foto Darby Stanchfield, como Abby Whelan, que es la investigadora privada de la firma, muy fiel a Olivia desde que la rescató de un marido maltratador, ganándose su gratitud eterna.

 

A la izquierda tenemos al veterano del Ala Oeste, Joshua Malina, que aquí encarna a un ayudante del fiscal del distrito, que es el único personaje bueno de la serie y que siempre intenta hacer lo correcto, razón por la cual en medio de semejante jauría de lobos, recibe más palos que una estora.

El presidente de los Estados Unidos de la serie es Fitzgerald  Grant, interpretado a la perfección por Tony Goldwyn, al que siempre recordaremos por ‘Ghost’, con un comportamiento completamente reminiscente de Bill Clinton, tanto en su apariencia como en su imposibilidad de tener la bragueta sin bajar, lo que le causa más problemas que dirigir el país más poderoso del mundo. Su fijación por Olivia Pope roza la obsesión y la crisis en su matrimonio es continua.

Claro que tampoco ayuda su mujer Mellie, una autentica Lady Macbeth que hace todo lo posible por mantener a su marido a su lado y alejarlo de su amante, además de no renunciar a sus aspiraciones políticas, una vez su marido deje la presidencia. ¿Les suena a alguien? Bellamy Young interpreta muy bien a la primera dama, en un papel que ha ido ganando protagonismo a medida que avanzaba la serie.

Por último, el magnifico Jeff Perry es Cyrus Beene, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, y encargado de arreglar y tapar todos los desvaríos del presidente, estando siempre al borde de un ataque de nervios.

 

Para acabar de aderezar su historia está legalmente casado con su pareja, un periodista algo histérico de la Casa Blanca, interpretado por Dan Bucatinsky, con el que han adoptado una niña y son de lejos la pareja más estable de toda la serie.

Epílogo: Scandal no tiene término medio y es excesiva en todo momento, pero ahí radica su encanto. Tengo mis dudas de que semejantes riesgos puedan aguantar muchas temporadas sin caer en el ridículo más espantoso.

Por ahora, sigue caminando en esa cuerda floja de forma muy hábil y las audiencias le están respondiendo de maravilla, convirtiéndose en el culebrón de moda que comentas en el trabajo al día siguiente, con el típico “¿Has visto lo de anoche en Scandal….?”, valor suficiente para ser respetado. En nuestro caso, por lo menos la seguiremos disfrutando como un placer inconfesable, que a lo mejor también puede ser el suyo si le dan una oportunidad.

Esperamos sus opiniones y comentarios, aquí o en nuestras cuentas de Twitter (@jefoce) y (@lmejino). Hasta la próxima.

Mikel Madinabeitia/ Lorenzo Mejino

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Sobre el autor

Series para gourmets nace con la pretensión de ayudar a personalizar su menú televisivo con el panorama mundial de series. Cada lunes hablaremos de series remotas ni estadounidenses ni británicas, no estrenadas en nuestro país. Cada miércoles de series actuales estrenadas aquí y los viernes recordamos series del pasado de la televisión

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