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Lorenzo Mejino

Series para gourmets

Hijos del Tercer Reich: una joya imprescindible

Unsere Mütter, unsere Väter (Nuestras madres, nuestros padres), traducida al castellano como ‘Hijos del Tercer Reich’, es uno de los acontecimientos televisivos de la temporada. Procede de Alemania, donde ha causado un gran revuelo, y hoy llega a nuestro país bajo una gran expectación porque rebosa calidad con una historia cruda pero necesaria que sacudirá nuestras emociones. La obra ha sido realizada por la televisión pública alemana y cuenta con el gran mérito de aglutinar todos los sentimientos posibles, desde la mayor de las alegrías hasta los actos más sórdidos. Su factura técnica es impecable; las escenas bélicas son de una gran intensidad y la carga dramática transcurre a una velocidad perfecta. Hoy les hablamos de una joya imprescindible.

Ficha: Unsere Mütter, unsere Väter (2013), miniserie bélica y dramática compuesta por tres capítulos que rondan la hora y media de duración. Dirigida por Philip Kadelbach y producida por teamWorx Produktion, Canal + la estrena esta noche en nuestro país.

Sinopsis: Cinco amigos que viven en Berlín en plena Segunda Guerra Mundial se reúnen en una fiesta y prometen volver a encontrarse cuando finalice la contienda. El conflicto armado marcará sus vidas.

La trama: La miniserie arranca con la fiesta donde se reúnen los cinco grandes personajes. Es uno de los escasos momentos de tregua e incluso de jolgorio, porque a partir de esa especie de catarsis colectiva, de ese instante de desenfreno, cada uno de ellos se ve atrapado por las garras de la guerra. Tres de ellos deben marcharse al frente ruso y los cinco se han prometido volver a verse cuando todo acabe con la esperanza de que todo siga igual. Un deseo legítimo y sumamente humano, sin saber que el destino ya tiene un plan elegido que no tiene marcha atrás.

Es un inicio acertado, romántico, que invita al espectador a sumergirse con la mayor entereza posible en un universo de horror, dolor y muerte. Una breve presentación de los personajes sirve para atisbar sus primeras características, que iremos ampliando y modulando con el paso de los episodios. La escena se interrumpe de forma abrupta como el preludio de que la aventura ya ha comenzado. Pero no importa. El pacto ya está cerrado. La promesa ya está hecha.

A partir de ese momento, tras la foto que ven aquí arriba y que ilustra el leitmotiv de la miniserie, somos testigos de una epopeya por la supervivencia. Porque como bien dicen en la obra en la guerra no se pelea, se sobrevive. Y esta frase cobra más sentido e importancia a medida que pasan los minutos y observamos las miserias a las que se tiene que enfrentar el ser humano para seguir con vida. Pueden pensar que están hartos de ver series de esta temática, incluso de un género tan trillado como es el de la Alemania nazi, pero en esta ocasión hablamos de un punto de vista germano mucho menos habitual en los grandes circuitos televisivos. La perspectiva es una de sus señas de identidad.

En realidad, es un relato sobre el pasado más reciente del país protagonizado por los que hoy son padres y abuelos y entonces, jóvenes. En aquella época la juventud alemana estaba acostumbrada a cabalgar sobre los lomos de la victoria, impregnada por la ideología de Adolf Hitler. Los triunfos eran muchos y rápidos y eso calaba en todas las capas de la sociedad. Pero las derrotas fueron llegando, también los problemas, y con ello las dudas. La guerra se prolonga más de lo deseado y de lo esperado, con lo que su pensamiento se transforma casi por completo. “Nada resultó como imaginamos”, como dice la voz en off.

A lo largo de los tres capítulos avanzamos en el tiempo con un montaje acertado que mezcla las historias de los cinco protagonistas. Las escenas bélicas son uno de sus puntos fuertes, dotadas de un gran realismo y que le han servido para entrar en la comparación con otros productos de parecida índole como ‘Hermanos de sangre’ o ‘The Pacific’, como pueden comprobar en este vídeo:

Pero más que dotar de importancia a los triunfos y los fracasos en la contienda, lo verdaderamente interesante es asimilar cómo influyen éstas en el ánimo de los personajes. El discurso de Wilhem es, en este sentido, el mejor termómetro para comprobarlo. Habían sido engañados por la propaganda nazi y ahora sufren las consecuencias.

Por otra parte, la fotografía, la ambientación y los decorados son más que notables si bien los detectives de los errores, aquéllos que sólo aparecen para señalar los defectos, ya han advertido de algún gazapo en el tipo de armas y de uniformes… También ha causado cierta polémica el trato que tienen los polacos y  los rusos, tratándolos  sin la heroicidad de los vencedores, aunque desde nuestro punto de vista son detalles exagerados y colaterales a la historia principal y que, sobre todo, no le restan un ápice de calidad a la serie. Más difícil de defender me resultan ciertas coincidencias en la historia, aunque el cine y las series de televisión se benefician de varias licencias.

El guión es soberbio y contiene algunas perlas lapidarias, por lo que ya les podemos avisar que tengan sus grabadoras bien afiladas. En líneas generales, el horror de la guerra y las conclusiones sórdidas son las más llamativas: “Los únicos vencedores de la guerra son las moscas…”.

Personajes: Los cinco protagonistas de la obra realizan una excepcional interpretación, apoyándose en todos los registros y provocándonos más de una reflexión, lo que siempre es de agradecer. Volker Bruch, Tom Schilling, Katharina Schüttler, Miriam Stein y Ludwig Trepte se han convertido en auténticas estrellas en su país, si bien antes de la miniserie ya eran actores conocidos. La diferencia es que ahora son unos iconos, casi unos mitos, gracias a un trabajo extraordinario que ha servido para agitar la conciencia de un país tan sensible con la huella de su pasado.

Los dos primeros, los hermanos Wilhelm y Friedhelm Winter, son como el agua y el aceite. Ambos combaten en el ejército y han sido destinados a luchar en el frente ruso. El mayor es aparentemente el más fuerte, el más resistente a la derrota y el que más recursos tiene para salir adelante, por lo que se le asigna el papel de líder. A su vera está el teóricamente más débil, una persona más formada y con más capacidad de análisis que se destapará como una de las sorpresas. Las apariencias engañan vuelve a ser una de las moralejas más evidentes.

Especialmente emotiva es también la labor de Katharina, que encarna a Greta Müller. Una aspirante a estrella del celuloide y el mundo del espectáculo que deberá recurrir a todo tipo de triquiñuelas para cumplir su sueño. En realidad, sólo quiere interceder a favor de su amante secreto pero en ese camino hacia la cima deberá adoptar un papel con el que no contaba y que le conducirá a un callejón sin salida. Es un personaje que me causó una profunda emoción, me dejó huella y me recordó en parte al de Deborah Gelly (Jennifer Connelly) en ‘Erase una vez en América’, mi película favorita. Tantos sueños truncados por las vicisitudes de la vida…

En definitiva, su historia es la de todas aquellas personas que ansían alcanzar el éxito pero que desconocen los sacrificios que hay que estar dispuesto a superar. La ingenuidad suele marcar el inicio de muchas de esas carreras, que con el tiempo se llenan de golpes y cicatrices. Greta del Torre, el seudónimo con el que se hace un hueco, es otro de los puntos fuertes de esta obra. Aquí tienen la pegadiza canción que le lleva al estrellato…

http://youtu.be/HO499_c8uoY

También tenemos a la enfermera Charlotte (Miriam Stein), otro personaje que aprende a base del sufrimiento, la única medicina que enseña cómo sobrevivir a la barbarie. Sus inicios tampoco son fáciles en un hospital de guerra y le pondrán a prueba todas sus fortalezas. Ella también aprende a desarrollar un estómago de hormigón para salir indemne del dolor al que su conciencia está sometida un día tras otro. Se curte, madura y crece. Pero también comete errores, traiciona a los suyos y se muestra cobarde y timorata con sus sentimientos. Todo un compendio de registros dramáticos en otra labor para aplaudir.

El quinteto lo completa el actor Ludwig Trepte, cuya caracterización de Viktor Goldstein como un sastre judío que sufrirá una terrible persecución penetrará en nuestras entrañas. Es un personaje que no se permite un segundo de respiro, vive al límite, aunque su gran mérito estriba en esquivar a la muerte. Y no una ni dos veces, precisamente… Con todo, me atrevería a decir que su papel es el menos sorprendente en el sentido de que estamos acostumbrados a ver sufrir a ese pueblo en el cine. Ya nos han contado muchas veces lo que tuvieron que padecer y, en cambio, las historias de sus colegas tienen ese halo de novedad que tanto suelen atraer. Pero Viktor también llega. Viktor también emociona.

Actualidad: La emisión del episodio piloto por el dial 1 de Canal + arranca esta noche a las 22.05 horas. El turno de los dos siguientes capítulos será el lunes 16 y 23 de septiembre, respectivamente. Tanto Lorenzo Mejino, cuyo criterio y olfato ya conocen, como el arriba firmante recomendamos encarecidamente su visionado. Es la historia de siempre pero desde un punto de vista diferente, lo que puede hacernos replantear algunas cosas.

Y les dejamos el tráiler como el mejor aperitivo:

Si desean adjuntar un comentario, lo pueden hacer aquí o en nuestras cuentas de Twitter (@lmejino y @jefoce). Un placer.

Lorenzo Mejino/Mikel Madinabeitia

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Sobre el autor

Series para gourmets nace con la pretensión de ayudar a personalizar su menú televisivo con el panorama mundial de series. Cada lunes hablaremos de series remotas ni estadounidenses ni británicas, no estrenadas en nuestro país. Cada miércoles de series actuales estrenadas aquí y los viernes recordamos series del pasado de la televisión

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