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Carlos Elorza

Sesión Continua

Scorsese y Woody: juntos, pero no revueltos

Caprichos de la distribución cinematográfica. El mismo día llegan a las pantallas guipuzcoanas las últimas de dos geniales directores neoyorquinos: “Scoop” de Woody Allen por un lado e “Infiltrados” de Martin Scorsese por el otro. Y claro, qué mejor oportunidad de pegarse una sesión continua.

Para empezar, me fui al Antiguo a ver en V.O. (gracias a quien corresponda) qué nos había hecho el amigo Woody
. Su “debut” en Londres y con Scarlett Johansson, “Matchpoint”, me pareció su mejor película desde hace más de diez años y me devolvió la confianza en Woody tras las decepciones de sus tres películas inmediatamente anteriores: “Melinda y Melinda”, “Todo lo demás” y “Un final made in Hollywood“.

“Scoop” es un divertimento muy entretenido. Nuevamente estamos en Londres, nuevamente está Scarlett Johansson, nuevamente se enamora de un joven apuesto que no sabemos si le conviene, nuevamente hay una historia de asesinatos y me planto que no quiero destriparla. Tiene muchos elementos en común con “Matchpoint”, pero cambia el tono y la ambición. Desde los títulos de crédito (los tradicionales fondo negro, letras blancas, fuente Windsor) con el acompañamiento musical de “El lado de los Cisnes”, Allen nos avisa de que Scoop es ligera, simpática y graciosa. Olvidémonos de “Matchpoint”. Y así uno se lo puede pasar muy bien viéndola. La trama es muy sencillita, los personajes carecen del más mínimo conflicto personal, pero tiene encanto y se me pasó la hora y media de proyección en un santiamén. Lo que “Matchpoint” era a “Delitos y Faltas”, “Scoop” lo es a “Misterioso Asesinato en Manhattan”.

Uno de mis problemas con “Scoop” es el personaje de Woody Allen. Como actor siempre me ha parecido limitadito, pero es que con el paso de los años me da la impresión de que cada vez interpreta peor su propio personaje. O es que quizá es el propio personaje el que con 50 años era creible y a los 70 que tiene ahora tiene Woody resulta absurdo. Muchas de sus escenas en mi opinión sólo están justificadas por su propio ego y por los fans que disfrutan viéndole en pantalla, pero la historia no las necesita y afectan a la fluidez de la narración.

Así que bastante contento, me cogí el Venta Berri y me fui para el Príncipe a hacer la visita a Scorsese. Antes de seguir, os comento que me encanta “Juego Sucio” (Infernal Affairs) la película de Hong Kong en la que está basada “Infiltrados”. Y me encanta casi todo Scorsese. Así que os podéis hacer a la idea de las ganas que tenía de verla.

Y me gustó mucho. Scorsese y sus colaboradores (¡qué grande es la montadora Thelma Schoonmaker!) te enganchan a base de talento cinematográfico desde el principio en esta historia de poli infiltrado en la mafia bostoniana y mafioso infiltrado en la poli, en una montaña rusa llena de giros, revueltas, engaños, sorpresas, violencia, traiciones y tiros que hace que a uno no le importen las licencias que se toma el guión. Y eso que “Infiltrados” dura una hora más que su original. Lo que me llama la atención conociendo la filmografía anterior de Scorsese, es que en su versión los conflictos morales y las angustias existenciales de los personajes se traten mucho más de pasada que en la versión de Hong Kong.

Si bien casi todo el reparto está magnífico (Matt Damon desentona un poco y el personaje femenino es francamente mejorable), un espléndido Jack Nicholson se convierte en el rey de la función, más Nicholson que nunca. Su Frank Costello da miedo, uno lo cree capaz de cualquier cosa en cualquier momento, casi tan impredecible como el propio actor. En esta ocasión, el personaje requería el histrionismo de Jack Nicholson que tantas veces nos ha resultado molesto.

Y paso al punto más polémico de “Infiltrados”: el final. No voy a decir cómo acaba que entiendo que todavía hay muchos que no la habéis visto y es una peli que hay que ver. Pero a mí no me gustó.  Reconozco que es una peli difícil de rematar, precisamente por eso una de las cosas que más me gusta de “Juego Sucio” es su desenlace. Pero este final made in Hollywood (Woody otra vez), en el que todo debe quedar atadito y todo debe ser políticamente correcto, provocó algunas risas (en las que no participé, pero que entiendo) en la sesión en la que la vi yo. Pero es que no olvidemos que “Infiltrados” es la versión de Hollywood de “Juego Sucio” y por tanto, los aspectos más turbios y oscuros de ésta se difuminan.

Sin lugar a dudas, dos películas recomendables, de dos grandes de la historia del cine.

Y ahora me voy al Terror…



octubre 2006
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