Primero fue “Spiderman 3”. Le siguió “Piratas del Caribe 3”. Más tarde “Ocean’s 13”. Y finalmente “Shrek Tercero”. Estas cuatro terceras partes han encabezado la lista de películas más taquilleras en España (y más de medio mundo) desde hace dos meses. Eran las bazas del cine de Hollywood para seguir llenándose los bolsillos esta temporada. Aunque al final haya sido menos de los esperado.
Pero que no les extrañe. Salvo en el caso de “Spiderman 3”, esta vez su juego ha sido demasiado evidente. El objetivo era ganar dinero, no hacer una buena película. Y como resultado, primero han decepcionado a los aficionados al cine que han ido a verlas, y posteriormente ellos se habrán sentido igual, ya que los resultados de taquilla no han sido tan espectaculares como esperaban (y eso que son las películas más taquilleras del año). Pero es que los estudios se han limitado a manufacturar un producto aparente que al rebufo de sus predecesoras les asegure un montón de dólares, pero olvidándose de las razones cinematográficas, de tener algo que contar, de que las idas y venidas de sus personajes interesen, estirando y/o repitiendo situaciones antes ya vistas. Algo esperable cuando antes de tener un guión, se tiene una fecha de estreno o cuando se da más importancia a la campaña de publicidad y promoción que a la historia propiamente dicha.
Así “Piratas del Caribe 3” se convierte en un batiburrillo de personajes, situaciones y circunstancias que se acumulan sin ningún rigor narrativo, “Ocean’s 13” es como una anodina sesión de fuegos artificiales en la que las estrellas se imponen sobre los personajes y ya ni el golpe sorprende y “Shrek Tercero” en lugar de ser gamberra y descarada se pasa a la escatología para intentar hacer reír y hasta se mete en terrenos de moralina disneyana. Sólo “Spiderman 3” consigue salvarse del naufragio, a pesar de ciertos momentos fallidos.
Puestos a ir al cine, me quedaría con la precisión y el rigor de “Zodiac”, la fuerza visual de “Nuevo Mundo”, el realismo desnudo de “La soledad”, la sinceridad de “Memorias de Queens”, la sensibilidad y originalidad de “Bajo las estrellas” o la magistral “La vida de los otros”.