O eso es lo que se podría deducir de las declaraciones que realizó Ángeles González-Sinde, presidenta de la Academia de Cine.
Hasta ahora la versión oficial decía que la culpa de la crisis del cine español era de la piratería y nos encajaron un canon de pago obligado cuando uno se compra un disco duro, un CD o DVD virgen, una memoria, una grabadora… independientemente del uso que uno quiera hacer de su último cachivache tecnológico.
Pero ahora la presidenta va más allá y se pregunta para qué queremos todos líneas de no sé cuántos gigas. Primero habría que preguntarle cuál es su proveedor de adsl que le permite navegar a tales velocidades y segundo a lo mejor alguien debería hablarle de youtube, de la posibilidad de ver trailers y material promocional de películas a través de la red o de la videoconferencia por ejemplo, que necesitan las velocidades que dan el adsl o el cable para poder navegar por la red.
Y por si fuera poco sigue diciendo lo que deberían programar las televisiones (por supuesto, según ella cine español), llamando demagogos a los críticos del canon o metiéndose con los fabricantes de los aparatos que lo generan por no asumir ellos el coste. A este paso, como le dejen, va a acabar pidiendo la obligatoriedad legal de ver al menos una película española al mes.
Pero, desde que yo recuerdo en el cine español siempre se ha hablado de crisis. Mucho antes de que hubiera adsls, grabadoras, descargas ilegales o lo que sea. Y de vez en cuando nos sacan unas cifras sobre el impacto de la piratería en España. Demasiado grande, seguramente. Pero desengañémonos, la mayoría de las descargas ilegales, ventas en top mantas y de más, no son de películas españolas. Mucho me temo que el impacto de la piratería en los ingresos del cine producido en España no es tan grande. Al menos yo sé de unos cuantos que se han comprado en el mercadillo o bajado desde internet “No es país para viejos”, “Juno” o “Horton”, y sin embargo me temo que el impacto de la piratería en las recaudaciones de “Luz de domingo”, “El prado de las estrellas” o “7 mesas de billar francés” es mínimo. Quienes tendrían más derecho a protestar por la piratería, serían los exhibidores y los distribuidores a los que les afecta el 100% del fraude, pero los “creadores” del cine español… será por aquello de que el que no llora, no mama.
Me parece que ya es hora de que el cine español abandone la autocomplacencia que lo caracteriza y que haga un poco de autocrítica, ya que por lo que cuentan los “sufridores” del último Festival de Cine Español de Málaga, poco cine español bueno nos va a llegar a las carteleras los próximos meses.
Y para muestra el despropósito de “Todos estamos invitados” de la que la señora presidenta de la Academia es coguionista… más en el siguiente post…