Estamos teniendo un mes de julio muy atípico cinematográficamente hablando. Es normal que en verano se estrenen Narnias, Indianas, Hancocks, Kung Fu Pandas y similares. Es su época. Y quedan por llegar superagentes torpones, expedientes X, animación Pixar, Batmans, Mamma Mías o Hellboys. Películas mejores y peores, algunas inspiradas y otras meras repeticiones de fórmulas que funcionaron en el pasado, pero todas con el objetivo de ofrecer espectáculo y llenar las taquillas de todo el mundo.
Pero es extraño lo que ha ocurrido este mes de julio. Se han estrenado varias películas de ese cine llamado “de autor”. Aquí también las hay mejores y peores, también algunas son originales y otras parecen malas copias de pelis anteriores, pero todas con el objetivo de dar el punto de vista de sus autores y de emocionar a las grandes o pequeñas minorías que vayan a verlas.
Hay pelis de directores consagrados, como la notable “Aliento” del coreano Kim “Hierro 3” Ki-Duk, uno de los niños mimados por los festivales de cine de todo el mundo y cuya última producción participará en el próximo Zinemaldi. O la repetición a la americana de “Funny Games” del multipremiado en Cannes Michael Hanecke o la nueva decepción de otro multipremiado en Cannes, “Prométeme” de Emir Kusturica.
Y también han llegado películas premiadas: “Yo serví al rey de Inglaterra” con el FIPRESCI de Berlín’07, “Caos Calmo” con dos David de Donatello (los Goya italianos) y sobre todo, el último Oso de Oro de Berlín, la muy recomendable “Tropa de Élite”.
Unos estrenos que nos recuerdan que no es cierto eso tan cacareado de que en verano no hay películas interesantes en las salas. Es cuestión de buscarlas.