¡Silencio! Estamos en el cine | Sesión Continua >

Blogs

Carlos Elorza

Sesión Continua

¡Silencio! Estamos en el cine

Hoy me toca ponerme borde. Ahora que ya se han estrenado entre nosotros las principales aspirantes a los Oscars tenía intención de comentar algo sobre las favoritas, mis preferidas y qué puede ocurrir la noche del domingo. Pero lo voy a dejar para otra ocasión, porque ahora necesito desahogarme.


Os cuento: Príncipe 8, sesión de las 19:30. La última de Resnais: “Asuntos privados en espacios públicos”. Algo más de una docena de espectadores. Como un tercio de aforo que la sala es pequeñita. Media de edad: más de 65. Empieza la proyección. Cuando llevamos un cuarto de hora y estamos viendo una conversación entre Sabine Azéma y André Dussollier, entran dos mujeres más, que lógicamente deben discutir en ese momento en qué fila se sientan (¿aquí bien?, ¿demasiado adelante?…) y cuando por fin eligen butaca, deciden quitarse los abrigos ahí mismo, sin importarles que estén impidiendo la visión de la pantalla a los que estamos detrás. Un fastidio. Pero bueno, lo peor estaba aún por venir.


Sigue la peli. Al rato vemos a Lambert Wilson y Laura Morante buscando piso. Y de repente oigo un foco de cuchicheo. Poco más tarde aparece Isabelle Carré en un bar y oigo por el otro lado “¿has visto que lleva una flor en la solapa?”. Decido recurrir a mis odiados shshsh para intentar evitar que vaya a más. Pero ni caso, pocos minutos más tarde desde un tercer foco se oye “es que no está haciendo más que beber”. Esta vez es otro compañero solidario quien pide silencio. Y así nos pasamos toda la película: algunas retransmitiendo la peli, comentando lo guapo que es el protagonista y contando a sus compañeras las conclusiones a las que están llegando y otros pidiendo un poco de silencio. Imaginaos cómo ha subido el nivel de los comentarios cuando ha salido un vídeo supuestamente erótico (y no cuento más que no quiero caer en spoilers).


Eso sí, cuando no faltaban ni cinco minutos de peli, la pareja que había entrado tarde decide que ya no quieren ver más y tras discutirlo (¿quieres que nos vayamos?… a mí me está aburriendo bastante… y cosas similares) salen de la sala volviendo a molestar al personal, esta vez en pleno diálogo en mitad de la nieve entre la Azéma y un gran Pierre Arditi. Al menos estas dos ya no molestaron más. Y podía haber sido peor, no había nadie comiendo y bebiendo ruidosamente, ni sonó a nadie el móvil. ¿Será que dentro de esa sala no hay cobertura? 


La fama la tiene la juventud. El lugar común afirma que son maleducados e irrespetuosos. Y de todo hay en la viña del señor (esto debe de ser contagio del personaje de la Azéma). Pero no son los únicos. Desgraciadamente, no es extraño ir a una película y encontrarse con grupos de personas de avanzada edad que se dedican a comentar lo que ven como si estuvieran en el salón de su casa. Lo malo es que normalmente la juventud cuando se le pide silencio hace caso. Pero estos grupos de personas mayores no se cortan un pelo. Lo habitual es que  no hagan ningún caso cuando se les pide silencio y que a las primeras de cambio vuelvan a las andadas. Está muy bien quedar con las amigas para ir al cine, pero por respeto a los compañeros de proyección los comentarios deberían quedar para después de la misma. Parece obvio, pero parece que algunas personas por culpa de la televisión les cuesta estar dos horas calladitos viendo una película. 


Por cierto, a pesar de lo “accidentado” de la proyección no está mal “Asuntos privados en lugares públicos”.


 


febrero 2008
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
2526272829