Ni a la segunda, ni a la tercera. A ver si a la cuarta. Porque ésta es la cuarta vez que intento escribir este artículo que tiene una extraña capacidad de autoborrarse cuando ya he escrito más de la mitad del mismo.
Hemos pasado ya el ecuador de este Festival, pero por cuestiones de agenda sólo he visto un tercio de la Sección Oficial. Espero que si no hay cambios de programación, desgraciadamente habituales en este Festival, poder repescarlo todo.
Además de Gomorra, lo más destacado de lo visto hasta ahora en la Sección Oficial es la rumana Boogie, tercera película de Radu Muntean que nos permite reecontrarnos con Anamaria Marinca, la protagonista de 4 meses, 3 semanas y 2 días. Un treintañero casado, padre de un hijo, en espera de otro y próspero hombre de negocios de vacaciones familiares, se encuentra con dos de sus antiguos compañeros de juergas y fiestas que aún no han sentado la cabeza. Este hecho provocará discusiones familiares y tiranteces matrimoniales. En Rumanía y en Gipuzkoa. Notable película, con destacables interpretaciones y una ajustada puesta en escena con un tono directo, realista y crítico con el machismo aún imperante.
Back soon es justo lo contrario. Una alocada y disparatada comedia islandesa, acerca de una madre de dos hijos que trapichea con marihuana y que decide vender el negocio para irse a vivir parajes más cálidos. Sin embargo, todo se complica y mientras ella se dedicará a recorrer la isla para intentar atar todos los cabos, su casa se irá llenando de clientes en busca de mercancía. Hay momentos en los que se dispersa, en otros puede resultar algo repetitiva, pero Back soon es una comedia divertida, que se apoya en la lucida actuación de su protagonista y en el buen manejo del ritmo de su directora Solveig Anspach.
La holandesa Katia’s sister es una historia sobre una madre puta, una hija bailarina de striptease y otra hija perdida, que resulta fallida por demasiado light y amable y se queda en demasiada poca cosa y la rusa The Hollow, una adaptación de una novela de Sergei Esenin, tan pretenciosa y tan mal contada que a uno le entran ganas de preguntar a los que la han elegido qué le han visto para hacerlo.
Si la técnica lo permite, seguiremos informando.