Hola a todas las personas del mundo:
Hace poco os presentamos a Iratxe Gil (psicóloga, sexóloga, terapeuta de parejas/sexual y literóloga) que nos cedió un relato erótico “La Perra de Paulov”.
Esta semana nos ha remitido una gran reflexión personal, a raíz de denegarle la participación en un concurso de relatos eróticos, donde analiza la historia de la literatura erótica y como el machismo ha influido e influye en ella.
Tras leerla y compartir cada una de las palabras expresadas con Iratxe, hemos querido ceder nuestro humilde espacio para compartirla con todas/os vosotros/as, y así poder difundir este mensaje tan importante.
Sin más dilaciones, os dejamos esta gran reflexión ¿Vosotras/os que opináis?
“Recientemente no me han aceptado en un concurso de relatos eróticos porque según los organizadores, y cito textualmente, “tu lenguaje dista mucho de ser sensual y elegante”. Estupefacta y cabreada me pregunto, ¿Llamar a la vagina coño resta sensualidad a mis palabras? ¿Es que acaso la palabra coño sólo suena bien cuando se derivada a coñazo? ¿Resulta más elegante que te llenen la boca de semen que de lefa? Disculpen mi lenguaje coloquial. ¿Resulta más elegante a la par que ardiente que un caballero fornido y con mucho pelo en la cabeza derroche todo su amor en tu carnosa y aterciopelada boca que una simple y llana corrida? Pamplinas.
El cabreo me ha llevado a replantearme ciertas cuestiones que ya pululaban por mi cabeza. Por un lado, que el machismo está presente en la literatura es incuestionable. Claro ejemplo de ello resulta el libro que hace poco presento el Arzobispo de Granada, Cásate y se sumisa (lo más indignante y repugnante es que la verdadera autora es una mujer), donde se dan pautas a las esposas para ser dóciles y leales dentro de su matrimonio. En este aberrante (es el calificativo más elegante que se me ha ocurrido) libro podemos encontrar perlas como “Cuando tu marido te dice algo, lo debes escuchar como si fuera Dios el que te habla.” Este es quizás un ejemplo bastante extremo en cuanto a machismo literario se refiere. No obstante, podemos encontrar tintes machistas en diferentes géneros literarios tales como la literatura juvenil, donde los personajes con cualidades que socialmente se consideran positivas son masculinos y los personajes que socialmente son considerados más vulnerables son femeninos. Y por tanto, los chicos siempre van a salvarnos (no sé todavía muy bien de qué) a la ilusas y enamoradizas de las chicas, sin necesidad de ser príncipes ni princesas.
Por otro lado, la literatura erótica ha sido un género que letra a letra ha ido quitándose lastres de encima. Su camino ha estado repleto de tabús y mitos que la han relegado a cierto ambiente encubierto y reservado. A pesar de todo, parte de la literatura erótica también se sostiene sobre un esquema de estereotipos y modelos que una vez más empobrecen la sexualidad de la mujer, desplazándola y menospreciándola.
Entonces, ¿Existe algún espacio literario en el que la sexualidad y más concretamente la sexualidad femenina esté libre de la influencia del patriarcado? ¿Está sometida también la literatura erótica a lo políticamente correcto?
El sexo en la literatura no es algo nuevo ni es un invento de nuestros tiempos, existen tratados desde el antiguo Egipto además de cultos a la fecundidad o al falo. El erotismo se ha visto retratado en la literatura, con mayor o menor número de detalles, incluso en obras de gran calado social como pueden ser El Quijote de Cervantes o el Ulises de James Joyce. Los primeros escritos se remontan a la sociedad griega y se considera la obra Lisístrata del dramaturgo Aristófanes la pionera en este ámbito. En la antigua Roma también podemos encontrar poemas de esta índole y en la Antigua China diversos manuales didácticos de prácticas sexuales. Fue en el siglo IV en la India cuando apareció el famoso Kamasutra escrito como texto religioso dirigido al pueblo. Siglos después, encontramos la obra medieval de Oriente Medio Las mil y una noches donde ya se trataba el tema de la infidelidad. En la Edad Media la aparición del ideal de amor cortés dificulta el desarrollo del género erótico aunque en el Renacimiento la publicación del Decamerón de Boccaccio volvió a reavivar el erotismo. Esta obra fue prohibida en muchos países dado el argumento de la misma que narra las aventuras de unos monjes dedicados a la seducción de monjas en los conventos. Y es que la censura y la prohibición siempre han ido de la mano de la literatura erótica. Han sido muchos los obstáculos en el sendero de la erótica textual como la doctrina de la Iglesia Católica o la doble moralidad de la burguesía. A pesar de estas continuas amenazas, la literatura erótica ha continuado emergiendo en todas las épocas, desde El Marqués de Sade en la Francia revolucionaria hasta el Siglo de Oro español con La lozana andaluza de Francisco Delicado. En pleno siglo XXI el peso de esta literatura recae sobre las autoras femeninas y su modelo autobiográfico de narración como demuestra la aclamada trilogía de 50 sombras de Grey.
Ahora bien, el papel de la mujer en la literatura (como autora, consumidora o protagonista de la misma) ha sufrido una evolución, si bien positiva en su mayoría pero aún condicionada por la sombra del patriarcado. Centrándonos en la literatura erótica, no es extraño, puesto que esto ocurre en toda la literatura en general, que en sus antiquísimos inicios todos los autores fueran varones. Por tanto, tampoco es de extrañar que la narración que se hacía de las prácticas sexuales estuviera más orientada al hombre, su placer, su deber de satisfacer a la mujer, etc. Aunque también es cierto que se escribía con menor pudor sobre ciertos temas como la homosexualidad o el masoquismo que quizás en tiempos más cercanos a hoy en día donde lo socialmente correcto o aceptado impone su juicio moral. Aún así, la mujer como personaje literario adopta un papel de acompañante en este tipo de historias. De aquí podríamos decir que se origina en parte la novela romántica o rosa donde la mujer sí comienza a ser representada basándose en estereotipos patriarcales que la describe como débil, cuidadora, fiel o enamoradiza. En este tipo de novela encontramos una trama que gira en torno a la relación de una pareja basada en el concepto de amor romántico. Este amor es idealizado, eterno, exclusivo e incondicional y aunque significa una mezcla de deseo sexual y emocional se superpone lo emocional sobre el placer físico. Volviendo a la literatura erótica, la figura femenina ha ido creciendo y transformándose dejando atrás su papel secundario y erigiéndose dueña de su sexualidad y su placer. Esto ha sido en parte gracias a dos importantes factores, el incremento por una parte de autoras femeninas y por otra parte el incremento también de lectoras demandantes del producto erótico literario.
Actualmente, la literatura erótica está de moda y es lo que vende. Por eso no debe extrañarnos descubrir en las librerías stands dedicados especialmente a este tipo de literatura. El detonador fue la trilogía 50 Sombras de Grey donde una chica tímida e inexperta en el mundo de la sexualidad conoce a un chico “perfecto” y se enamoran no sin antes, durante y después sufrir lo suyo. A mi parecer, no son novelas transgresoras por lo que no entiendo que hayan alcanzado tantísima fama. Supongo que el hecho de que en ella se detallen prácticas de BDSM ha podido sorprender a un público que no esté vinculado a este tipo de literatura ni de prácticas. También creo que en estos libros la chica adquiere el rol pasivo y el chico el activo (no olvidemos que él es un macho alfa, guapo, inteligente y con dinero y ella una simple estudiante universitaria que desconoce los inframundos de la sexualidad) por lo que se reproduce un modelo patriarcal. Aun así, creo que su lectura puede abrir nuevas puertas en las mentes de sus lectoras y eso siempre es bueno, en la medida en que sea.
Después de toda la información recabada y de analizar el núcleo de mi mosqueo he llegado a la resolución de que sí, la literatura erótica también está influenciada por el patriarcado aunque me alienta seguir descubriendo escritoras/es que con textos libertinos, rebeldes y húmedos se salen de la norma, gracias. También concluyo en que sí, dentro de la literatura erótica hay una doble moral que limita y condena ciertas palabras y en consecuencia, descripciones de prácticas que se alejan de la aceptación social. Describir una relación sexual tierna y con trasfondo amoroso vale pero simplificarla a un encuentro lujurioso cuyo objetivo es simplemente el placer por el placer no. Hipócritas.
Yo concibo la literatura como una herramienta de aprendizaje, y por tanto la literatura erótica como la pornografía tienen un papel fundamental en esto (ya que no se apuesta por una buena y completa educación sexual de algún sitio tendrá que aprender la juventud y los no tan jóvenes). Un buen uso de estos dos materiales fomentaría una sexualidad saludable y abierta lo que considero que es positivo para todo el mundo, dentro de las necesidades y gustos de cada cual y siempre desde el respeto mutuo y hacia uno mismo.
Termino con un fragmento del relato que dista de ser sensual y elegante, juzguen ustedes: “Imagino que abro el grifo con el pie. El agua caliente sale a presión. Coloco mis lumbares debajo. La cascada traslucida empapa mi trasero. Cae por mis labios. Hinchados. Pretenciosos. La sensación es retorcida. Excitante. Molesta a la vez. La incitación me hace levantar el culo. Queda justo en la boca del grifo. El empuje del agua lo dilata. Alzo un poco más los riñones. Columpio las caderas. Oscilo mi apetito. Lentamente siento la apertura. La férrea penetración. El agua inunda mi cuerpo como brea. Una bola de demolición impacta contra mis vísceras. El cable rojo y el cable azul se me han desgarrado a la vez. Joder.”
Iratxe Gil
Muchos abrazos Rakel y Paky
P.d. Mil Gracias Iratxe por acordarte de nosotras para tus grandes reflexiones.