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La España que veremos. O no

Leído en los teletipos

La selección de balonmano de Serbia, primer rival del conjunto español en los Juegos de Londres, cerró su preparación para la cita olímpica con una contundente victoria (41-18) sobre Gran Bretaña en un encuentro amistoso disputado en la capital británica. El conjunto balcánico, vigente subcampeón de Europa, apenas tuvo dificultades para arrollar a la débil selección británica, en un duelo en el que los serbios ya vencían al descanso por un rotundo 19-7.

Diferencia, que pese a la múltiples rotaciones, el equipo serbio logró mantener en la segunda mitad, gracias a la efectividad de los pivotes Alem Toskic y Bojan Beljanski que cerraron el choque como máximo goleadores de Serbia con seis y cinco tantos, respectivamente. Pues bueno, pues muy bien. Pero no me dice nada. El nivel del balonmano en Gran Bretaña no está muy por encima del que hay en Burkina Faso. Además, quien nos debe preocupar es España, no los rivales.

Me explico. Reconozco que nunca me ha dado mucha confianza el juego de España. Quizá porque viví el balonmano muchos años desde dentro, y veo cosas que no entiendo, y actitudes que se me han antojado siempre poco comprometidas. Eso cambió a partir del título Mundial de Túnez, pero poco a poco los viejos usos se han ido adueñando de la selección masculina. Valero Ribera es un gran entrenador. Lo demostró en Barcelona, donde supo sacarle el jugo a un equipo que iba más allá del talonario. Ahora debe demostrarlo en la selección. La gran diferencia entre la España de Túnez y la de ahora es que entonces se buscó una nueva idea de juego, conceptos diferentes que revolucionaron el juego. Ahora se trata solo de mejorar lo que ya existe. Y, lo siento, pero eso no es suficiente. Nuestro rivales en la lucha por las medallas son mejores individualmente, tienen una idea de juego más definida y mejores mimbres. Nuestra opción, nuestra verdadera opción en chicos, pasa por hacer lo que nadie espera. En Túnez el sistema defensivo de España -amagar y no dar sería el resumen-, desconcertó a los rivales, que no reaccionaban cuando veían que el defensor salía para frenarles, pero no les tocaba. Juan Carlos Pastor jugó con la mecanización de los movimientos en el ataque de los rivales para introducir una cuña de desconcierto que frenaba la décima de segundo necesaria para restar calidad al juego.

Ahora, por contra, España se preocupa de ser tan fuerte, dura y contundente como los rivales. Y no parece ese el idóneo camino. Ojo, no parece, igual sí lo es. Distinto es lo de la chicas. Bronce en el último Mundial, la selección femenina debuta contra la doble campeona olímpica: Corea del Sur. Un plato grande donde los haya, pero que va a servir de prueba para ver el estado de forma del equipo. Perder es lo lógico, pero de cómo se haga dependerá la dosis de confianza que reciba el equipo. Y yo, qué quieren, tengo más fe en las chicas. Quizá es que Dueñas me gusta más como entrenador que Ribera. O quizá es que entiendo menos de lo que creo. No sé.

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El balonmano, desde el punto de vista del portero

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