Los dos equipos que España tiene compitiendo en balonmano en Londres ha consumido ya más de la mitad de los encuentros de la primera fase. Y con buen balance. derrota, empate, victoria las chicas; y victoria, derrota, victoria los chicos. Total, que ambos está a un paso de meterse en cuartos. Ellas si ganan el viernes a las suecas, y ellos ganando a Croacia el sábado o esperando que hoy Dinamarca derrote a Serbia.
Sinceramente, no veo a los serbios cayendo ante los daneses. Los nórdicos me dieron la impresión de ir cuesta abajo en el torneo, mientras que los serbios mantuvieron bien el tipo ante España y ante Croacia, aunque al final cayeran derrotados. Son sensaciones, lo sé, pero en este tipo de competiciones es casi tan importante la percepción que sale de tu juego hacia la grada y los rivales, como el resultado final.
Cinco partidos en la primera fase son muchos encuentros, hay margen para el error y la recuperación, pero no para rectificar un bajón en el juego. Un partido cada dos días es un ritmo lo suficientemente alto como para que los fantasmas de un error se materialicen gigantescos en el siguiente choque. Y es en este apartado, exactamente en este, donde entiendo que radica la gran virtud de los dos conjuntos españoles. Ambas escuadras se están mostrando con mucha fortaleza mental. Las chicas supieron jugar ante Dinamarca como si elinjusto empate ante Francia no hubiera existido. Y los chicos, ante las dificultades que presenta Corea por su tipo de juego, fueron capaces durante muco tiempo de mantener la necesaria concetnraicón como par encontrar colchones holgados en el marcador.
Todo ello me conduce a pensar de que, además del buen estado físico, Rivera y Dueñas y sus ayudantes han hecho un gran trabajo psicológico. Apenas se atisban los coletazos de fragilidad moral que tantas veces aparecían antaño. Ni siquiera la presión de los momentos en los que el partido se aprieta parece hacerles temblar el pulso. Si se mantiene esa inercia, tendremos sorpresa positiva la semana que viene.