Muchas veces nos dicen que en el Euskadi pecamos de meter nuestra gastronomía en todas las actividades culturales, ya sean musicales, cinéfilas o como es el día de San Sebastián, tradicionales. Imagino que lo tenemos tan metido en nuestra cultura que es imposible separarlos. Así me pasa cuándo pienso qué significa el día de San Sebastián para mi.
El día de San Sebastián pasa por las sociedades gastronómicas, por ricos platos, brindis, hermandad y sobre todo tambores y emoción. Seguramente uno de los días más importantes para los donostiarras, empapado de emoción y en la mayoría de las ocasiones de lluvia. Nada echa atrás a todas las personas que no dejan que las 24 horas que dura éste día dejen de sonar a tambores.
Mi receta de Txangurro a la Donostiarra (enlace).
Para mi forma parte de mis recuerdos. El más emotivo es recordar a mi padre vestirse de cocinero para tocar el barril en la sociedad Atotxa-Erreka. Cenábamos en familia almejas a la marinera y angulas, cuándo las angulas no eran tan inalcanzables como ahora. Tengo fotogramas guardados en mi memoria, mi padre vestido de tamborrero mirándome sonriente, la cazuelita de barro con el tenedor de madera para comer las angulas y la pila de cáscaras de almejas amontonadas.
Imagino que la marcha de San Sebastián me emociona porque me recuerda a mi aita, imposible no emocionarse. Son recuerdos que me hacen trasladarme a un oasis de sentimientos, de esos que no me hubiera gustado dejar de vivirlos, de tener nuevos fotogramas de una vida en la cual él , mi aita, dejó de formar parte hace mucho tiempo, quizás demasiado. Así que le mejor plan para éste día es reunirse, compartir, disfrutar y a las doce en punto entonar bien alto el: “Bagera, gu ere bai, gu beti pozez, beti alai”.