– ¿Qué te convenció para dar el salto a las islas británicas?
– La opción de poder jugar en la Premier. Yo era muy joven y siempre había tenido la idea de poder jugar en la liga inglesa porque es una competición histórica, con mucho nombre. Se presentó la oportunidad y no dudé en aceptarla.
– Pero llegas a Inglaterra y, ¿qué ocurre? ¿por qué no te dan la oportunidad de demostrar tu valía?
– Creo que el primer año sobre todo, que es el tiene que ser un poco más importante y en el que mejor te tienen que ir las cosas porque vienes de otro país, no fue muy bueno. Tuvimos cuatro entrenadores en la misma temporada. El entrenador por el que yo vine, al poco tiempo se marchó y llegó un nuevo entrenador que prácticamente no sabía nada de mí. Llegué, empecé jugando, cambiamos de entrenador y prácticamente desaparecí. A parte de eso, tuve una lesión de casi tres meses en el pie, que también me tuvo bastante tiempo apartado y cuando me recuperé, volvimos a cambiar de entrenador…. Fue un poco duro e inesperado. No esperaba que fuese así mi primer año en la Premier. Además, el equipo descendió a Championship… y bueno, fue todo mal.