Si hay una afición en Inglaterra que, en los últimos años, ha demostrado tener una inmensa y admirable capacidad de comprensión esa es, sin duda, la del Arsenal. En septiembre del año 2006, tras la construcción del Emirates, una deuda de 300 millones de euros les condenó a una estricta política de austeridad; sin embargo, la hinchada gunner se armó de paciencia y asumió la importancia de solventar los problemas financieros, a sabiendas de que eso se realizaría a costa de los resultados futbolísticos. La espera se antojó muy larga, pero finalmente el club londinense logró poner en orden el alarmante estado de sus finanzas y, convertirse en uno de los mejores ejemplos del modelo de gestión económico – deportivo.
Pero ahora los seguidores del Arsenal no pueden esperar más. Siete años sin depositar un título en sus vitrinas son demasiados para uno de los conjuntos más grandes de las islas británicas. Y, aunque no sería la primera vez, las dudas sobre el proyecto gunner son cada vez más serias, ya que, a cinco días para el cierre del mercado de fichajes, Arsène Wenger tiene todo el trabajo por hacer.
La pasada campaña fue la gota que colmó el vaso. A pesar de haber finalizado en el cuarto puesto de la clasificación, las estadísticas hablaron de un año muy irregular, plagado de errores defensivos, que les llevó a perder muchos puntos. Y es que, la afición no entiende por qué su club no puede dar el salto a competir de verdad con los grandes europeos. No entiende las decisiones de no reinvertir el dinero de la venta de sus mejores futbolistas en otros de iguales características. Y, sobre todo, no entiende por qué, ahora que el Arsenal goza de una economía saneada, el técnico alsaciano no construye un ambicioso proyecto que pueda aspirar a todo.
Después de la derrota sufrida en la primera jornada de liga por 1-3 ante el Aston Villa, la Asociación de Aficionados del Arsenal le pidió al club que no negociara la renovación con el técnico francés antes de que el equipo demuestre que es capaz de rendir al máximo nivel esta temporada. Pero Wenger, con menos de un año de contrato en vigor, de nuevo pide paciencia: “Tratamos de conseguir que vengan refuerzos. Debemos entender que todavía hay tiempo. El mercado comienza ahora para mí, hay muchas cosas que pueden pasar desde aquí hasta el 2 de septiembre”.
La famosa cita de Wenger “Nosotros no compramos estrellas, nosotros las hacemos” ha representado a este Arsenal durante mucho tiempo, pero, en una liga tan exigente como la Premier League, es evidente que esta fórmula ya no es suficiente para volver a la primera línea europea.
Tras los intentos fallidos de hacerse con los servicios de Luis Suárez, Gonzalo Higuaín o Luiz Gustavo, entre otros, ahora quedan cinco días para traer refuerzos. Y, aunque hay tiempo para llevar a cabo algunas operaciones, éstas también serán más caras puesto que, en estos momentos, el Arsenal es un club necesitado, con un presupuesto de 70 millones de euros.
La afición se mantuvo incondicional, a pesar de las adversidades. Cumplió su parte. Y, ahora, es el momento de Wenger, su turno para devolver la ilusión a la grada.