Ayer, mientras disfrutaba del gran clásico de Inglaterra entre el Manchester United y Liverpool, no pude evitar pensar que Howard Webb suele ser el hombre designado para arbitrar los encuentros más emocionantes de la Premier. En Inglaterra, el ex policía inglés goza de gran prestigio; aunque en España la opinión es otra. Sus reconocidos errores arbitrales en la final del Mundial de Sudáfrica entre España y Holanda, la expulsión de Pep Guardiola en un encuentro ante el Bayern o la eliminación del Real Madrid en el Allianz Arena de Munich, en el que el colegiado inglés concedió un gol ilegal a los muniqueses, son sólo algunos de los episodios por los que el árbitro internacional se ha ganado un sitio en la memoria de los aficionados españoles. Es curioso. Cuando conviene se dice que “en el fútbol no hay memoria”, sin embargo, en el mundo del deporte rey es más común que los aciertos pasen al olvido y los errores permanezcan en el recuerdo.
En uno de los recientes posts de Tackle with heels destaqué a uno de los que en mi humilde opinión es uno de los mejores defensas de la Premier League, Ryan Shawcross. Y, curiosamente, recibí varios comentarios del tipo: “Ese es el defensa que le rompió la pierna a Aaron Ramsey, el jugador del Arsenal”. Recuerdo que en aquel encuentro Shawcross se marchó llorando del campo y este suceso marcó su carrera. Por aquel entonces, el defensa inglés tenía un prometedor futuro con la selección de Inglaterra, y después de lo sucedido no volvió a ser convocado hasta que, dos años después, Roy Hogson le brindó una nueva oportunidad. Y es que en el mundo del fútbol los errores se perdonan, pero raras veces se olvidan.
Este pasado fin de semana, Jonathan Walters, compañero de Shawcross, ha sido el protagonista de las portadas deportivas debido a que marcó dos goles en propia puerta y falló un penalti en el minuto 90 en el encuentro ante el Chelsea. Una auténtica pesadilla para el futbolista inglés, que de la noche a la mañana se ha convertido en objeto de los titulares más punzantes e irónicos de la prensa británica. De hecho, algunos medios se preguntan si esta es la peor actuación de un futbolista en la historia, y conociendo el sarcástico humor que gastan por estas tierras, será difícil que olviden la fatídica tarde de Walters.
A partir de ahora, el futbolista que ayudó al Stoke City a llegar a la final de la FA Cup, tras anotar dos tantos ante el Blackburn, formará parte de esa ‘prestigiosa’ lista de jugadores que han cometido errores para la posteridad. De los 29 goles que lleva a lo largo de tres temporadas en el cuadro de Tony Pulis, sólo se mencionarán los dos que anotó en contra de su propio equipo. Y cuando defienda la camiseta de la República de Irlanda, como ya hizo en la pasada Eurocopa de Polonia y Ucrania, se recordará su hazaña como si el error no formara parte del juego. Porque el fútbol sí que tiene memoria, pero para lo que se le antoja.