En el fútbol, como en la vida, todo es una mera cuestión de tiempo. Tiempo para que un proyecto como el Swansea, basado en la constancia, el trabajo y la confianza, se consagre y logre un histórico triunfo al conquistar la Capital One Cup. Tiempo para que un grande como el Aston Villa, que hace apenas dos años luchaba por clasificarse en puestos de la Europa League, sufra un proceso de destrucción y haya terminado vagando en tierra de nadie. En cualquier caso, la diferencia entre unos y otros estriba en que muchas veces, el tiempo puede actuar como el mejor aliado y, muchas otras… se convierte en el peor enemigo.
Han pasado diez años desde la llegada a Stamford Bridge de Roman Abramovich, el hombre que cambió la historia del Chelsea. Diez años en los que el club londinense ha experimentado una mayúscula progresión deportiva hasta convertirse en uno de los conjuntos más potentes de Europa. El ansiado trofeo de la Champions League, tres títulos de Premier League o cuatro Copas de Inglaterra son sólo algunos de los galardones, que los blues han logrado en esta era del magnate ruso; caracterizada por los constantes cambios, el vaivén de técnicos o las atractivas contrataciones de promesas y jugadores de renombre. Y lo cierto, es que Abramovich podrá ser criticado por muchas cosas pero desde su aparición, la elevada exigencia ha sido una constante y, para bien o para mal, el Chelsea ha estado y está en primera plana deportiva.
Después de haber ganado la Champions League y la Copa de la Liga la pasada campaña, este año, el equipo de Rafa Benítez atraviesa un momento complicado, ya que se encuentra inmerso en pleno cambio generacional. Rejuvenecer un vestuario liderado por futbolistas veteranos de la talla de John Terry, Frank Lampard o Ashley Cole no es tarea fácil. El Chelsea está peleando en tiempos de transición y aunque no tiene opciones de ganar el título liguero, continúa vivo en la FA Cup y además, es uno de los favoritos para alzarse con el título de la UEFA Europa League. Sin olvidar, que estamos hablando de un equipo que ha disputado 27 partidos en liga, 6 en la primera ronda de Champions, 2 en la Europa League, ha llegado a la semifinal de la Capital One Cup y ha asumido varios compromisos internacionales. Así como también el Mundialito de Clubes y la Supercopa de Europa.
Sin apenas descanso y a un ritmo de dos partidos por semana, el Chelsea afronta el tramo final de temporada con una plantilla fatigada por la acumulación de encuentros. Además, tras las recientes derrotas contra el Manchester City y el Newcastle, la lucha por el tercer puesto de la clasificación se ha puesto al rojo vivo, ya que, ahora mismo el Chelsea suma 49 puntos y Tottenham y Arsenal le siguen muy de cerca con 48 y 47 puntos respectivamente.
En este momento, Stamford Bridge es una olla a presión. La afición continúa sin respaldar a Benítez y los rivales directos se acercan peligrosamente. Asimismo, al equipo no le acaban de salir bien los partidos; tiene serios problemas en la zaga y sigue acusando la falta de gol.
En unas recientes declaraciones para la agencia EFE, Benítez señaló que les falta algo de tiempo para montar esta estructura y tener esa mentalidad de equipo que permite competir a cualquier nivel. Veremos qué ocurre a final de temporada y si Abramovich decide alejar la inestabilidad del banquillo y apostar por un proyecto a largo plazo. Pero de momento, podríamos decir que el tiempo no juega a su favor…