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El último 'Tren' de Valencia

Algo más de 10 años ha tardado el que fuera fornido atacante colombiano, ex del Bayern y Atlético, en darle un sentido a su vida tras colgar los ‘guayos’. Pero al fin vio la luz y ADOLFO VALENCIA se ha convertido en el alma máter de un proyecto, la Escuela de Formación Deportiva Adolfo ‘El Tren’ Valencia, en el que además de educar en el noble arte de la redonda a sus 130 alumnos, también se dedica a buscar talentos por toda Bogotá y a darles salida a nivel internacional gracias a las alianzas estratégicas que ha llevado a cabo en Alemania, España y Argentina.

“Al entrar a este templo, me olvido de todos mis problemas: Sólo me fusiono con el balón y vivo el momento. Ven y súbete al Tren”. Con semejante lema recibe Adolfo Valencia (Buenaventura, 1968) a diario a su cada vez más nutrida tropa de discípulos en el flamante y modernísimo centro deportivo que el popular ‘Tren’ acaba de estrenar en el santafereño municipio de Cota.

Casi una década después de poner el punto y final a una exitosa aunque controvertida carrera como profesional del balompié, el que fuera centro delantero del Independiente Santa Fe, Bayern, Atlético de Madrid, Reggina y PAOK, entre otros (militó en 10 clubes en 16 temporadas) parece haber encontrado su norte gracias a esta Escuela de Formación Deportiva Adolfo ‘El Tren’ Valencia con la que, además de enseñar a los niños todos esos secretos que le convirtieron en uno de los mejores 9 sudamericanos a mediados de los 90, pretende también poner su granito de arena en su formación cívica.

“Somos una organización deportiva con espacios de naturaleza educativa que se propone contribuir a la formación de niños y niñas de 4 a 18 años de edad con verdaderos valores humanos y talentos deportivos futbolísticos”, explica a Grada360 aquel descomunal e implacable pánzer que hiciera añicos a la zaga argentina con aquella histórica ‘manita’ de Colombia en el Monumental de Buenos Aires, en septiembre de 1993.

Pero la labor de Valencia no se circunscribe sólo a la formación deportiva de sus jóvenes aprendices. El ex internacional cafetero se ha reinventado a lo grande y también se dedica a la caza de talentos por Bogotá y sus alrededores. Una excelente red de contactos en el extranjero le permite contar igualmente con la visita periódica de ‘scouters’ de clubes argentinos, alemanes y hasta españoles para echar un vistazo a sus chavales y estudiar la posibilidad de ofrecerles una prueba en sus respectivos países.

“Ahora mismo estoy por mandar a mis dos mejores delanteros al Atlético. Únicamente estamos a la espera de que nos envíen del club la carta de invitación para que los chavales puedan solicitar el visado y viajar a someterse a una prueba con mi ex equipo. Los chicos están muy ilusionados y, a decir verdad, yo también. Ojalá salga todo bien y puedan quedarse allí finalmente”, confesaba el mentor y alma máter de la escuela.

Tanto Valencia como los técnicos que le acompañan en esta aventura nacida a finales de abril han puesto en marcha un programa de fútbol base que incide en todos los aspectos fundamentales en la formación de un jugador (procesos pedagógicos, técnicos, físicos, teóricos, psicológicos y tácticos) que posibiliten un crecimiento progresivo de los chavales, pero también que generen “hábitos de vida saludable y relaciones interpersonales sanas en busca del mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad”, explica el ex astro.

‘BAGONES’ Y ‘TRENCITOS’

La filantrópica misión del ‘Tren’ está calando hondo en la sociedad bogotana. La escuela cuenta ya con 130 chicos y chicas distribuidos en 8 escuadras de otras tantas categorías. Llama poderosamente la atención la temprana edad de los alumnos más jóvenes (el equipo de iniciación está integrado por niños de entre 4 y 5 años), pero más aún el simpático toque personal que Valencia le ha dado a las dos categorías que siguen a los más peques: ‘bagones’ -sí, con b- (6-7 años) y ‘trencitos’ (8-9 años), lo que equivaldría a prebenjamines y benjamines por estos lares.

Valencia, que curiosamente ha elegido los colores del Barça para equipar a sus tropas, aprovechó los meses previos a la puesta de largo de la escuela para viajar por Europa y Sudamérica con el objeto de establecer contactos estratégicos. Así llegó a Munich, donde jugó un año y medio a las órdenes de Franz Beckenbauer justo antes de emigrar a España para firmar por el Atlético.

Pese a que no salió precisamente de la mejor manera del club germano, confiesa el ‘Tren’ que le recibieron con alfombra roja en la capital de Baviera. “Anduve por allí hace seis meses y me trataron muy bien. Se acordaron de mí y me vine con la maleta llena. Me dieron tres camisetas, sudaderas, botas, de todo. El Bayern es, junto con Independiente de Santa Fe, mi otro gran amor”, afirma al tiempo que aclara un detalle sobre las equipaciones que usan sus chicos: “El color azulgrana es, en realidad, en homenaje al Bayern del 93, con el que gané la Bundesliga. Pero como la gente tiende a confundirlo con los del Barça, voy a tener que cambiarlos por el rojo, que es el que lleva ahora el campeón de Europa”.

Si por algo se caracterizó el ex atacante colombiano a lo largo de su trayectoria profesional fue por las reiteradas trifulcas que tuvo prácticamente allí donde jugó. Quizás las más sonadas tuvieron lugar precisamente a orillas del Manzanares. En apenas una campaña consiguió sacar de quicio a Jesús Gil, a quien el vallecaucano acusó de racismo por afirmar ante las cámaras de televisión: “Al negro le corto el cuello. Me cago en la puta madre que parió al negro”, después de comerse varios goles cantados en un partido ante el Logroñés, en el que por cierto no hizo ni un solo sprint.

Pese a la pobrísima imagen que dejó a su paso por la Liga (llegó a ser tildado como el fichaje más bluf de la historia rojiblanca), el ‘Tren’ formó parte de la que está considerada mejor generación de fútbol de su país, junto con Valderrama, Asprilla, Higuita, Leonel Álvarez, Freddy Rincón, Iván Valenciano o el malogrado Andrés Escobar. Y es justamente esa impronta mágica de aquella gran Colombia del Pacho Maturana lo que Valencia trata de inculcar a las estrellas del mañana en su escuela.

“Adolfo es muy exigente en la cancha. Está muy encima de nosotros para que no bajemos la intensidad en el trabajo y no cometamos errores. No para de darnos consejos. Su ayuda es muy grande, sobre todo para los que jugamos en la delantera”, apunta Jimmy Moncada, uno de los intregrantes de la escuadra juvenil, alucinado de tener como profesor al mayor ídolo histórico del equipo ‘cardenal’, del que es hincha, como toda su familia. Un lujo, vamos.

‘El Tren’ Valencia, el día de su partido de despedida con la elástica de Independiente de Santa Fe.

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