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El avance de India y China en supervivencia materna e infantil es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio en el mundo

El informe de UNICEF Estado de la Infancia en Asia-Pacífico 2008 revela las carencias vigentes en los dos países a pesar de su crecimiento económico


Alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) referidos a la salud en todo el mundo depende en gran medida de los logros de India y de la capacidad de China para acelerar el progreso aún más. Así lo señala el informe Estado de la Infancia en Asia-Pacífico 2008,  realizado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, y difundido el día de ayer.



Este informe, que analiza la evolución de la salud materna e infantil, califica de “verdad fundamental” la necesidad de que India alcance destacadas mejoras en salud, nutrición, agua y saneamiento, educación, igualdad de género y protección infantil. De no ser así, los esfuerzos para alcanzar los ODM serán fallidos. China también debe avanzar a grandes pasos para recuperar el progreso que había logrado anteriormente en materia de supervivencia infantil. Estos dos países registraron en 2006 más de dos millones y medio de muertes infantiles (2,1 millones en India y 415.000 en China), lo que supone casi un tercio del total de mortalidad infantil en el mundo.


Aún así, el sólido crecimiento económico de la región, el más acelerado en el mundo desde 1990, ha sacado de la pobreza a millones de personas. La supervivencia infantil, considerada por  UNICEF como un indicador clave del avance de cualquier país en desarrollo humano y derechos de la infancia, ha mejorado considerablemente. Sin embargo, los logros están bajo la sombra de profundas desigualdades, lo que significa que la atención sanitaria a menudo no es accesible para los más desfavorecidos. Asia-Pacífico, que abarca 37 países en dos hemisferios, es la región en la que vive la mitad de la población infantil mundial.


El informe de UNICEF subraya una tendencia preocupante en toda la región: el gasto en salud pública sigue estando por debajo del 5,1% de media mundial, con el sur de Asia invirtiendo sólo un 1,1% del PIB y el resto de Asia-Pacífico un 1,9. Además, mientras se privatizan más servicios y disminuyen los presupuestos públicos para la salud, las instalaciones públicas se vienen abajo y los trabajadores especializados se van en busca de mejores salarios en el sector privado o fuera de sus países.


“La división entre ricos y pobres está aumentando de forma problemática dentro de las subregiones de Asia-Pacífico, dejando a gran número de madres y niños y niñas en riesgo de caer en la pobreza relativa y sin acceso a los servicios de atención primaria,” señala el informe.


La neumonía, la diarrea, y la desnutrición son algunas de las principales causas de las muertes infantiles en la región.  Pero las grandes desigualdades en los ingresos, la geografía, el género y el origen étnico son esencialmente los obstáculos que se interponen ante la supervivencia infantil y la prosperidad.


El período más frágil para un niño o una niña en Asia-Pacífico es durante sus primeros momentos de vida – si el bebé nace sin la ayuda de una persona preparada debido a la falta de acceso a estos servicios o por razones culturales, y si la madre está baja de peso, las posibilidades de que el bebé sobreviva se vuelven más escasas.  En China la mayoría de las muertes de menores de cinco años ocurren durante la primera semana de vida, principalmente debido a la carencia de servicios de obstetricia.  En India una de cada tres mujeres tienen peso inferior al normal, lo que las pone en mayor riesgo de tener bebés con bajo peso al nacer, y estos bebés tienen 20 veces más riesgo de morir durante su infancia que los bebés sanos.


El sur de Asia es también la única subregión del mundo donde la esperanza de vida al nacer es menor en las mujeres que en los hombres, y donde las niñas son más propensas que los niños a tener un peso inferior al normal. Un ejemplo: los niños pakistaníes tienen más posibilidades de ser vacunados que las niñas y tienen mejor acceso a la atención sanitaria.
Según el informe de UNICEF, “a menos que la discriminación hacia las mujeres y las niñas se atienda como parte de las estrategias generales para mejorar la salud materna e infantil, las elevadas tasas de mortalidad materna e infantil seguirán obstinadamente afianzadas donde están”.


Los conflictos civiles son otro factor que incide en las opciones de supervivencia de los niños.  Afganistán y Pakistán, inmersos en una permanente situación de conflicto armado, son los dos países de Asia-Pacífico en los que un menor tiene que luchar con más fuerza por sobrevivir y llegar hasta su quinto cumpleaños. Por otro lado, a pesar del enfrentamiento civil en Sri Lanka, este país ha logrado reducir a la mitad el número de muertes infantiles desde 1990, y destaca como país que invierte con acierto en su infancia.


El mundo ha superado el ecuador rumbo a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2015. UNICEF recuerda que, en estas etapas finales hacia los ODM, lo que se necesita es voluntad política y estrategias contundentes para que un aumento notable de la inversión en servicios públicos de atención sanitaria orientados a cubrir las necesidad de salud de los más desfavorecidos y marginados.


Sin una atención sanitaria adecuada, trece países de la región Asia-Pacífico tendrán que luchar para reducir la mortalidad infantil en dos tercios. El Pacífico sólo ha podido recortar sus cifras de mortalidad infantil en un 22%, es decir, 64 muertes por cada 1.000 nacimientos –un descenso mucho menor que el registrado en otras partes de la región. A pesar de los buenos resultados en el sureste de Asia, donde el promedio de la tasa de mortalidad infantil ha bajado a la mitad desde 1990, las diferencias tan amplias entre países demuestran que los países más pobres y menos desarrollados siguen quedándose atrás.


El Estado de la Infancia en Asia-Pacífico 2008 urge a todos los gobiernos, agencias internacionales, organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil y al sector privado a no considerar que los recientes logros están garantizados, sino que hay que “consolidarlos y profundizar” extendiendo los servicios claves para la salud de las personas.


Asimismo, el informe de UNICEF hace una serie de recomendaciones orientadas a la reducción de la mortalidad infantil:


• Propiciar recursos sanitarios en aquellas áreas en las que las cifras de mortalidad infantil son más altas.
• Reforzar los sistemas de salud involucrando a las comunidades en intervenciones de salud pública preventiva.
• Proporcionar asistencia continuada a las mujeres desde el inicio del embarazo hasta el nacimiento del niño y hasta la adolescencia.
• Impulsar el gasto en salud pública aumentando la inversión al menos en un 2% (con respecto a 2001) para que los servicios públicos de atención sanitaria sean asequibles para las personas con menos recursos.
• Abordar la desigualdad de género educando a las comunidades para que puedan mejorar su capacidad de dedicar recursos al bienestar de los niños.

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