por Marta Panera
Marta Panera, la tercera a la derecha, en la Navidad de 2006. [Marta Panera]
Pasados poco más de 6 meses desde que me destinaran y aterrizara en Chile, me piden desde el País Vasco que comente cómo es este país, que qué es lo que hago, a qué me dedico…en definitiva, mostrar en pocas líneas la experiencia que estoy viviendo aquí como cooperante.
Lo primero que me viene a la mente es el comienzo, una vez concedida la beca, el momento en el que tomé la decisión de pasar un par de años fuera de casa sin importar el destino. Y así es como recuerdo cómo antes de marcharme, las amigas, la familia y otros colegas me preguntaban que qué era lo que iba a hacer a tantos kilómetros de distancia que no pudiera hacer allí, donde además les tendría a ellos y me ahorraría el echarles de menos. La verdad es que, entonces, no supe responder otra cosa más que encontrar una salida profesional y compartir mis conocimientos y habilidades con quien en ese momento me recibiera.
Llegué a Chile y a la Ciudad de Santiago, sin conocer de él más que había vivido 17 años de dictadura y los últimos 17 en democracia, y de ella ninguna otra cosa más que lo que me había dado tiempo a leer en el avión.
Yo no sé si han caído en la cuenta o no, pero los aeropuertos incorporan mucha de la simbología del territorio en el que se encuentran. Son un lugar de recepción y como tal tratan de dar una imagen cercana de lo que el viajero se va a encontrar al cruzar sus puertas. Aquello parecía como no haber salido del aeropuerto de Sondika, o sea, que desde el comienzo me sentí a gusto, como en casa, vaya.
Pero hablar de Chile es recomplicado…po! Porque por un lado parece que todo va bien, que funciona, se ve un país integrado en el mundo y en el proceso de desarrollo, con edificios modernos, grandes centros comerciales, pequeños comercios que se adaptan a la última moda que va saliendo, zonas verdes, limpias, teatros, museos, vías y medios de locomoción actualizados…Qué sería? como estar en Europa? Más bien diría que Chile es como un primo-hermano de EEUU…
DesigualdadesUna vista de Chile. [Marta Panera]
Pero por otro lado, y esta es la otra cara del país, la que involucra al 80% de la población, nos encontramos con un Chile que avanza, pero que no avanza, que redacta y desarrolla planes, programas y proyectos que tienen que ver con todos los ámbitos que afectan a la vida de las personas: salud, pensiones, educación, trabajo, igualdad de oportunidades, pero que sin embargo no parecen ser suficientes para ajustar los desequilibrios que se dan entre su población-urbana, campesina e indígena- así como entre sus regiones.
Las desigualdades no sólo se ven en la propia ciudad que queda dividida en dos polos económicamente distintos de norte a sur. Cuando tengo un poco de tiempo trato de viajar y salir al encuentro de este país que me acoge y que es tan largo como ir desde Los Pirineos a Noruega. De Norte a Sur, existen en Chile XIII Regiones tan heterogéneas como la biodiversidad que caracteriza a cada una de ellas: desértico en el norte, verde y patagónico en el sur, y su inmensa cordillera y mar que lo rodean que le dan ese aspecto de estar aislado del mundo. Esta geografía facilita la especialización regional. Haciéndolo un poco más complicado, se podría decir que Chile es un país diferenciado por la especialización de sus regiones.
En definitiva, centralizado en la Ciudad de Santiago o también denominada Región Metropolitana, el país trata de buscar un equilibrio entre sus regiones, sin embargo aunque existen sistemas públicos de distribución para ello, aún no se ha encontrado el mecanismo eficaz que consiga un desarrollo justo o cuando menos equitativo.
En resumen. A nivel nacional, a diferencia del resto de países latinoamericanos, Chile tiene una cultura política bastante desarrollada que le permite que se pueda considerar como Estado de Derecho en el que se trata de que queden representados los intereses de toda la población. No siendo tarea fácil, está en curso un proceso de reforma electoral que trata de mitigar las fallas. En este sentido y adelantando un poco el trabajo al que me dedico, decir que Chile es un modelo para América Latina, por cuanto que ha alcanzado la paridad en los cargos de decisión política, al menos a nivel nacional. Por lo demás, después de haber intentado crear un poco de curiosidad por este país, os contaré a fin de cuentas mis servicios como cooperante.
Una experiencia muy personal
Pues bien, aparte de la Ciudad de Santiago y Chile en general, me recibió también la CEPAL, un Organismo Internacional central para América Latina y el Caribe, por cuanto que produce información actualizada y elabora programas y proyectos de desarrollo para la todos los países de la Región, al tiempo que ejerce presión sobre los gobiernos con el fin de no perder la amplia perspectiva del Desarrollo Humano.
[Marta Panera, cooperante de Unicef]
Concretamente colaboro con la Unidad de Mujer y Desarrollo de este organismo produciendo insumos relacionados con la participación y representación política de la mujer en los gobiernos locales de América Latina y el Caribe.
Si bien el rescate y análisis de cifras son de gran utilidad para informar objetivamente sobre la realidad en que vivimos, no queriéndome desligar del trabajo en terreno, decidí acercarme a una comunidad terapéutica de mujeres adolescentes con niños que es con la que trabaja la Obra Social de la organización. Realmente, esto es lo que le hace a una seguir adelante con su trabajo, tratar de mejorarlo y valorarlo.
Así es que por un lado trato de estudiar el impacto que tienen las políticas públicas en el avance de las mujeres en la ocupación de cargos de decisión política local, y por otro de manera voluntaria me voy a charlas con las chiquillas para tratar de ver el modo en que poder incluir el tema de Género, un concepto no tan nuevo, pero que muchas personas desconocen.
En definitiva, en las cifras a veces uno pierde de vista el TRATO y con- trato que se da entre los humanos, y en especial el que se da entre los diferentes sexos a la hora de priorizar y cubrir los interese y necesidades de unos y otros. Quizá sea por la inexistencia de un nuevo contrato que no se haya encontrado aún solución a la denominada brecha de género y a los desequilibrios entre las personas y los pueblos.
Y poco más que decir. Ahora que salgo de la oficina, entre la cantidad de edificios y mall-es que se van construyendo a un tiempo vertiginoso, vislumbro el nuevo sistema que implantaron en la ciudad en locomoción, el Transantiago; un sistema parecido al Creditrans de Bilbao que ha permitido eliminar gran cantidad de la contaminación acústica que generaban las micros, pero al que aún le queda mucho por madurar. Por cierto, no sé en Bilbao, pero aquí el domingo dentro de las jornadas del día de la mujer el Grupo Mujeres en Movimiento tiene pensado organizar una serie de talleres sobre reparación de bicicletas y estrategias para viajar seguras y rutas, entre otros…les tinca?
Todo esto que os cuento, es más que nada una visión desde la Ciudad de Santiago. Quizá desde cualquier otra región u otra ciudad la perspectiva hubiera sido distinta.