Tiendas de campaña improvisadas para resguardarse. Es su único refugio para hacer frente a las fuertes tormentas de invierno que están azotando países como Irak, Líbano o Jordania. En los campos de refugiados de dichos lugares viven miles de niños y niñas que han tenido que huir, por ejemplo, de la crisis permanente en la que está sumergida Siria desde marzo de 2011.
Sobrevivir al viento, a la lluvia, al frío o a la nieve se convierte, desgraciadamente, en reto primordial de su día a día. Kits de ropa de invierno con guantes, gorros de lana, jerseys, calcetines, botas, abrigos, pantalones de pana o bufandas, así como combustible para calefacción en escuelas y mantas térmicas son algunas de las inversiones que UNICEF y sus aliados están llevando a cabo en terreno. De hecho, ya se ha entregado ropa de abrigo a más de 900.000 niños y niñas de Siria, Irak, Líbano, Jordania y Turquía.
Estas duras condiciones climatológicas repercuten, en ocasiones, en la salud y actividad de muchos niños y niñas que dejan de ir a la escuela. Su derecho a la educación y enseñanza, recogido en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), se diluye de sus vidas sin quererlo. Esa es solo una de las terribles consecuencias de la falta de respuesta ante las olas de frío que viven las familias más vulnerables de Siria, Palestina o Líbano en los campos de refugiados. Las temperaturas por debajo de los cero grados agrava la situación de desamparo de millones de niños y niñas, sobre todo de quienes viven en altitudes donde las bajas temperaturas y la nieve llegan antes.
A pesar de las condiciones extremas y el difícil acceso a algunas zonas de los citados países y campos de refugiados de los territorios adyacentes, la respuesta de UNICEF y otras ONG se ha acelerado con el único fin de llegar al máximo número de niños y niñas posible. Todavía necesitan tu ayuda. Aún queda mucho por hacer.