El 25 de julio se cumplen tres meses desde que se produjera el devastador primer terremoto de Nepal. Un temblor, una sacudida, que se repitió 17 días después y que, a día de hoy, todavía deja rostros de niños y niñas sin sonrisas. Como el que muestra esta fotografía que nos envía el vasco Gaizka Mentxaka, Especialista en Programas de la oficina regional de UNICEF para Asia Meridional situada en Nepal: un niño que se encuentra junto a su madre en frente de su casa derruida en un poblado de las montañas, a una hora a las afueras de Katmandú.
Sin embargo, hay miradas e imágenes que dejan lugar a la esperanza. Esta fotografía, que también nos ha hecho llegar Gaizka Mentxaka desde Nepal, muestra a una niña con su madre y su tía de fondo dentro de unas de las tiendas temporales para la población de Katmandú, que fue desplazada de sus casas por el terremoto.
Y para que las sonrisas continúen fluyendo entre los niños y niñas es fundamental que la ayuda llegue a todos los rincones del país. Que los kits de higiene, los contenedores de agua, las pastillas potabilizadoras de agua…. en definitiva, todos los suministros vitales de ayuda, sean recibidos en los lugares de difícil acceso para hacer frente a la problemática de la infancia en todos los sitios afectados por los dos terremotos.