Por Lara Dopazo, voluntaria de UNICEF en el País Vasco
El viernes 25 de abril se celebró el Día Mundial de la Malaria. Es el primer año que se hace con todas las connotaciones que esto presenta: es necesario hacernos recordar, al menos una vez al año, que este problema existe y está afectando a millones de personas en el mundo.
Se calcula que la malaria es endémica en unos 107 países y territorios. Es por esto que se dice que no tiene fronteras pero, en realidad, sí que las tiene: sus fronteras están delimitadas por la pobreza, porque es una enfermedad de los países más pobres.
Su cura es fácil. Apenas incrementando el uso de mosquiteras y extendiendo un tratamiento adecuado, se podrían evitar muchas muertes. UNICEF es la organización que más mosquiteras ha distribuido en el pasado año, llegando casi a repartir 19 millones. Pero sin la colaboración de todos y todas, es imposible que organizaciones como UNICEF puedan continuar mejorando la cobertura médica en los casos de malaria, y extendiendo las medidas de prevención.
Quizás en el futuro no sea necesario tener un Día Mundial de la Malaria para recordar que existe.