Agüero es uno de esos pequeños pueblos de nuestra geografía que no tiene nada en especial, pero que a su vez lo tiene todo. Las ganas de hacer rafting nos hizo aterrizar un fin de semana en este pequeño pueblecito de Huesca.
Cuenta en su censo con apenas un centenar de habitantes y está rodeado por los mallos. Un enclave único para disfrutar de un fin de semana de deporte y naturaleza.
[En la imagen, una vista de Agüero rodeado por sus mallos ]
Nuestro planning fue el siguiente: El sábado fuimos a hacer rafting a Murillo de áallego. Hay muchas empresas que ofertan deportes de aventura en la zona a precios similares. Lo más importante en este caso es reservar previamente la actividad, el día y la hora en la que se va a realizar. Como os decía, nosotros optamos por hacer rafting. Como podéis ver en la imagen, el paisaje es una maravilla.
El recorrido (nivel dos) tiene aproximadamente hora y media de duración, pero si a ello le sumas los preparativos previos (recogida del traje, remos, lancha, traslado al río…) prácticamente es necesario una mañana o una tarde entera.
Una vez en el río, en este caso en el Gállego, las zonas de rápidos se suceden con tramos de agua en calma en los que poder disfrutar del enclave y como no, de los mallos que es como se llama a los salientes de conglomerado, similares a los famosos Mallos de Riglos, situados en la orilla opuesta del río.
El domingo, si el tiempo acompaña, os recomiendo dar una vuelta por los Mallos de Agüero. Desde el mismo pueblo se accede al sendero circular que en hora y media nos permite recorrer los mallos y volver al pueblo por la parte opuesta a la que comenzamos el camino. No hace falta llevar calzado de montaña, con unas deportivas se puede caminar sin dificultad. Y para terminar el fin de semana, merece la pena hacer una visita al único bar del pueblo en el que la cerveza fresquita y la comida casera están aseguradas.