Por NAIARA EIZAGUIRRE

Soy una persona que sigue sus corazonadas y en este caso con Camboya he dado en el clavo. Es de esas experiencias que sin esperar nada  te lo da todo. Que sin buscar nada encuentras mucho.  En mi caso ha sido el descubrimiento de un templo de respuestas a preguntas ni planteadas. Un regalo que te da la vida.

Salimos desde Bilbao. Después de dos escalas, una en París y otra en Guangzhou (China) llegábamos a Siem Reap 18 horas después. Ese mismo día, en un intento por mantenernos despiertas para hacer frente al jet lag, fuimos a ver la puesta de sol en Angkor Wat.

Angkor Wat (Traducido significa “Capital de los templos”) es la mayor estructura religiosa jamás construida y uno de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo.  Forma parte del complejo de templos dedicados a la diosa Visnú. Fue el centro político y religioso del imperio Jemer, se calcula que en él vivían 20.000 personas.

Lo que más llama la atención, después de su majestuosidad, es el plan numérico al que obedece esta maravilla arquitectónica. Los sacerdotes, expertos en astronomía y cosmología idearon un templo alineado con los astros, principalmente el sol y la luna, que contara con unas precisas medidas para la observación del cielo. Está alineado con la posición del Sol durante el equinoccio de primavera.
El año nuevo Jemer es el  21 de marzo pero no era declarado oficial hasta 3 días después. Pues bien, tanto el día del equinoccio a las 6:35 am como 3 jornadas después, el sol se levanta exactamente por detrás de la cúpula principal. Para los Jemeres, cuando esto sucedía, la impresión era que Visnú mismo estaba bendiciendo el año nuevo desde la cúpula del templo.
Si sumamos las medidas de los muros exteriores, la suma total es 365.24 hats ( 1 hat;0.435 metros) repetido 12 veces. La duración del año solar con sus 12 meses. Si ahora tomamos una circunferencia que abarque las esquinas de esos mismos muros, tenemos una curva cuya longitud es de 365.36 hat repetida 24 veces. La duración del año lunar y sus ciclos. Doce lunas llenas, doce lunas nuevas.
Si vamos al templo principal, las dimensiones de los ejes del nivel superior son 189 en el eje este /oeste y de 176.24 en el norte/ sur. Si sumamos estos números, volveremos a tener la duración del año solar.
Ahora escaleras están separadas entre sí por 12 hat como las fases de la luna (de luna llena a luna llena). La torre principal y el altar, tienen una media de 91×91 hat, que es la duración media en días entre un equinoccio y un solsticio y viceversa.

Así podríamos seguir con las múltiples claves que esconde Angkor, pero no quiero aburriros porque Camboya es más que sus templos.

Información práctica; el ticket de un día cuesta 20 $ y para 3días 40 $. Os recomiendo el segundo para no saturaros. El amanecer y artardecer son esenciales y Angkor Thom, famoso templo de las raíces también. Es el único que se dejó como estaba tras su abandono a finales del siglo XVI.

Siem Reap está situado cerca del lago Tonlé Sap. Si nunca has visto un pueblo flotante te aconsejo encarecidamente que dediques día a visitar uno de ellos.  Constituye una zona de tal importancia ecológica que fue nombrada reserva de la biosfera de la UNESCO en 1997. Sus habitantes no pagan impuestos ni alquileres por vivir allí lo que hace que sean aldeas pobres donde el agua es uno de sus pocos recursos. Nosotras elegimos uno de los menos turísticos, Kompong Luong, no por ello exente de tasas,  ya que para entrar pagamos 20 dolares.

Resulta un timo en toda regla. Fastidia porque el dinero no va para los habitantes de la aldea, que es muy humilde, se lo agencian unos personajes que han hecho una especie de “empresa peaje”. Sin embargo una vez allí no te queda otra que pasar por el aro. Probablemente si hubiésemos tenido más tiempo para pensar y preparar la visita tal vez hubiésemos conseguido ir a otro, quién sabe tal vez mejor,  pero la verdad es que la experiencia mereció la pena.  Es un viaje en el tiempo, recorres en una pequeña barcaza, en total paz y sosiego, una aldea completamente construida sobre el agua.

En costa sur del país en una ciudad llamada Sihanoukville fuimos testigos de un espectáculo de la naturaleza. En la oscuridad de la noche el mar se torna fluorescente, tan sólo tienes que agitar los brazos y piernas para que el brillante plancton de envuelva en su cálido manto.

La ciudad costera acoge una parte importante de la industria de la zona, pero sus playas de arena blanca son el retiro perfecto para descansar durante el viaje. Nosotras hicimos esta parada técnica para recargar las pilas antes de adentrarnos en la ajetreada vida de la capital.

Camboya es un país que ha sufrido mucho y recientemente. En el siglo XX en 3 años y 8 meses el maoísta extremista Pol Pot y su ejército de Jemeres rojos, exterminó 3 millones de camboyanos en lo que fue el segundo genocidio, después del cometido por los nazis, más atroz de la historia  (1975-79).

Su capital Phnom Penh tiene dos paradas obligatorias para entender por lo que ha pasado este país. Una, el Museo del genocidio “Tuol Sleng” en pleno centro de Phnom Penh. Éste era un antiguo colegio convertido en prisión donde se torturó a 20.000 personas.  Hoy allí puedes conocer el testimonio en primera persona de alguno de sus supervivientes.
Y  dos el “Centro del Genocidio”, conocido también como Choeung Ek Memorial, a 40 minutos en Tuc-Tuc (transporte por excelencia que combina una motito con un remolque casi circense).

Fue el último viaje para todos los que hasta allí llegaron. Los 8.000 cuerpos que se encontraron fueron asesinados con armas blancas.  Para ahogar los gritos y llantos de las víctimas ataban un equipo de sonido a un árbol y ponían música a todo volumen. Cerca de ese mismo árbol se encuentra el denominado “árbol de los niños” donde recién nacidos eran golpeados y después arrojados a una fosa.

Con la entrada te da unos casos para que puedas entender realmente las atrocidades que allí se cometieron. (No os preocupéis porque también los encontrarás en castellano). Sin duda dejarás allí parte de tu corazón.

En la capital, el Palacio real es otro de los lugares de mayor peregrinación para los turistas, la mayoría chinos. Su pagoda de plata ( recibe este nombre porque su suelo está recubierto por 5.000 baldosas de plata) acoge un buda de oro y piedras preciosas de lo más impresionantes. Eso dicen, porque no tuvimos la oportunidad de verlo.  El ex monarca  Norodom Sihanouk había muerto poco tiempo atrás y como la visita a algunas zonas estaba restringida decidimos dedicar el tiempo a visitar el mercado central, especializado en joyería y mercado ruso.

El lado oscuro del turismo es el abuso sexual de menores, la pobreza, las mafias, la inestabilidad política, la tremenda corrupción y la grotesca máquina de la explotación infantil  junto al tráfico de niños. Tuvimos la mala pata de elegir un hotel en lo que podría llamarse el barrio rojo Phnom Penh, infestado de occidentales de cierta edad desesperados y sin escrúpulos que no dudan en acompañarse cada día de una menor. Una lacra social normalizada en la capital.

Hay viajes que te cambian la vida y ésta sin duda ha sido uno de ellos. Tengo que hacer caso más a menudo  a mis corazonadas.