Después de alzar los brazos, abrazarse con su banquillo y besar a su novia, Ferrer levantó el árbol de campeones de París-Bercy –uno de esos pocos trofeos que se salvan y que no se merecen ser escondidos en una esquina del trastero-. El tenis se lo debía. Justo triunfo para un tenista que llegaba a […]