Me enamoré de él
entrando en una carnicería-frutería de barrio,
con carteles pintados a rotu
de precios acabados en noventaynueve.
Yo giraba en una rotonda fácil así que pude verle, mirarle, pensar en
‘qué hace un tío como éste
en un lugar como ése’
y quererlo para mí.
Cuando aparqué y puse los pies en el suelo, le escribí.
Bendita mi osadía,
benditas las chuletillas de cerdo y de oferta.
MUAM
*photo by @sonia_szostak