Empecé el año
después de haber cenado en un chino,
con cerveza de súper,
sin nada rojo
y con la primera uva en la campanada número siete.
Empecé el año
sin supersticiones,
estirando femorales
y con toda la fortuna del mundo esperando para morderme.
Hay impares que no se merecen su mala fama.
Hay veces que no sé
la suerte que tengo.
MUAM
*Photo by Matías en Poble Sec