Me atrevería a decir que el Bilbao BBK Live es el mejor festival de país. Otros tienen muchas cosas buenas, pero de este se puede decir que no flojea por ningún lado. Tan solo un lunar, este año fue caótica la llegada al recinto en su primera jornada. Siempre funcionaban a las mil maravillas los autobuses y las colas para los abonos, pero en esta edición muchos llegaron cabreados a Kobetamendi. Dos horas de espera en la puerta, colas interminables en Barakaldo y San Mamés… pero una vez que entras dentro y ves qué bien montado está, se te olvidan un poco las penurias anteriores. Recomendamos a los asistentes que acudan con más antelación a las lanzaderas de buses en las dos jornadas restantes.
Había que comentar estos inconvenientes, puesto que varios miembros de la prensa nos quedamos atascados en este desaguisado y no pudimos asistir como nos hubiera gustado a directos como los de Toy o Alt-J. Casi de refilón, se puede decir que ambos dieron conciertos correctos pero con la gente aún un poco despistada. Cuando faltaban pocos minutos para las ocho de la tarde, un trío de buenas bandas hacían dudar a los asistentes. Los que acudieron a Billy Talent salieron encantados, todo entrega y buen hacer. Un servidor prefirió Edward Sharpe & The Magnetic Zeros, que dieron un show lleno de buen rollo bien practicado, derroche de simpatía y conexión con el respetable. El momento cumbre de la actuación de estos estadounidenses comandados por Alex Ebert fue la interpretación de “Home”. La gente agradeció los esfuerzos que hicieron en hablar castellano para llegarles más fácil. Banda de Turistas defendió su reconocida propuesta de pop-rock en la carpa Vodafone Yu. Acaban de aterrizar en España directos de Buenos Aires, y quisieron enviarles un saludo a todos ustedes. Estarán este verano girando por la península ibérica.
Con Editors se enfrió un poco el asunto, pese a que tenían llena la explanada del escenario Bilbao. A lo largo de los años han ido cambiando de ritmos y hace poco prescindieron de una pieza importante en el grupo. Han sabido reinventarse, pero su actuación en el BBK Live no dejó toda la brillantez que se esperaba de ellos. Sin tiempo para coger fuerzas, L.A. nos congregaban a un nutrido grupo para disfrutar de su concierto, pero todos teníamos un ojo puesto en la inminente salida a las tablas de Depeche Mode. Comenzaron intercalando nuevos temas con otros que ya tienen algunos años. Algunas de las primeras en sonar fueron “Welcome to my world”, “Angel”, “Walking in my shoes” y “Precious”, esta última iniciada dos veces por problemas técnicos. “Policy of truth”, “Heaven” o “A question of time” terminaron por dejar a sus pies a las 35.000 personas (cifra de asistencia de la primera jornada) que se agolparon para ver el show. En activo desde 1980, han sabido ir cogiendo lo mejor de cada década para conseguir ser el ejemplo del buen envejecer musical. “Enjoy the silence” terminó por encender Kobetamendi y “Personal Jesus” fue la locura. Un David Grahan entregado, sexy y con movimiento muy de Jagger hizo las delicias de todo el mundo. El concierto murió con “Just can’t get enought”, “I feel you” y “Never let me get down again”. Un inicio apaciguado y un final destructivo. Dejaron el listón muy alto para los otros dos cabezas de cartel del festival y arrasaron con todo. Geniales.
Con el sudor de los ingleses aún sin secar, comenzaron Miss Caffeina o Biffy Clyro. Ambos tuvieron una gran afluencia, los españoles haciendo botar (literal) la carpa Vodafone Yu y los ingleses con el escenario Heineken a rebosar. Los primeros no decepcionaron y vieron cómo se coreaban una tras otra todas sus composiciones. Los segundos, pese a sonar contundentes y compactos, me dejaron un poco frío. Tal vez algo simplones y previsibles. En su estilo los he visto mejores. Ellos declararon tras terminar que guardarían este concierto en sus retinas para siempre; alucinaron con el público. Miss Caffeina les deja otro saludo, familia.
Two Door Cinema Club era la última propuesta del escenario grande para el jueves. Otro lleno para disfrutar del pop-rock bailable de estos jóvenes británicos. Al ritmo de “Sleep alone” abrieron fuego, con todos dejándose allí las fuerzas que quedaban en el cuerpo. “Undercover Martyn” nos puso a tono y “I can’t talk” fue el delirio. “What you know” fue el nirvana de una notable actuación. La parte central del directo fue algo monótona y, con la hora que era, provocó algún pequeño bostezo. Dicho esto, mereció la pena quedarse hasta las tres de la madrugada para ver a este diamante en bruto, que aún tiene mucho que pulir. Por mucho que se empeñen en consagrarlos, todavía les queda todo por hacer. Han comenzado su carrera con buen pie, que sigan así y tal vez ocupen algún día en el cartel el lugar de sus compatriotas Depeche Mode (palabras mayores).
Las piernas no iban ni para delante ni para atrás y, tras los guipuzcoanos Delorean, para casa. Los DJs el primer día pueden ser un tiro al pie para el resto de festival. Guarden un poco, quedan Kings of Leon, Green Day, The Hives o Fatboy Slim. ¡Que viva la madre que los trajo, BBK Live! Sigo en directo en #BBKLiveDV; esto no ha hecho más que empezar.