Hoy tenía que ser un día de celebración en Galicia, el día del apóstol Santiago. Precisamente allí, en la capital gallega, fue el terrible accidente ferroviario de ayer. Además de tener media familia gallega, esta tragedia me tocó de cerca por ser viajero habitual de esa ruta. En los últimos meses he hecho el Madrid-Ferrol ocho veces, parando una vez en Ourense (anterior parada a Santiago) y el resto en A Coruña (la siguiente).
Puedo hacerme una idea lejana de cómo ha sido la situación vivida en esos vagones y se me encoge el corazón solo de pensar que podía haber sido algún familiar o yo mismo quien fuera en ese tren. He hablado por teléfono con mis padres, que están en A Coruña, y estaban tristes. Empalizaban con los que han sufrido la pérdida de algún ser querido. “Es el día de Santiago, pero no lo celebraremos. Comeremos en casa”. Es su pequeña muestra de solidaridad. Todos estaremos un poco intranquilos la próxima vez que coja ese tren, es inevitable. 25 de julio, pero no suenan alegres las notas del himno gallego (himno de Galicia, por Los Suaves). Mi más sentido pésame a las familia y amigos de los fallecidos. Ánimo, Galicia.