Del título de este artículo se puede sacar la conclusión de que las dudas me corroen. De algún modo, es cierto. La pasada temporada de la Real fue de menos a más. Tras un comienzo irregular, la victoria en la Rosaleda dio alas a nuestro equipo y fue como un tiro hasta finalizar en la cuarta posición. El 9 de agosto casi se me saltan las lágrimas en el sorteo, ni les cuento con la ida en Lyon. El himno de la Champions, 0-2, dos golazos y medio pase para la fase de grupos, ¿qué más se puede pedir?

He dejado pasar un poco la euforia para sacar a la luz mis pequeñas y humildes reflexiones. Lo primero que me sorprendió es el poder adquisitivo de la afición. Yo también miré los precios del viaje y entrada a Lyon, pero lo descarté por razones obvias: casi final de mes, después de semana grande, con tres viajes más por llegar y alguno de ellos será a una ciudad y estadio más interesante (como para pasar un par de días y a igual o mejor precio) y, finalmente, una crisis galopante que no anima a esfuerzos desproporcionados por 22 horas de bus y 10 en la ciudad. Soy hincha a más no poder y socio fiel, pero me permitirán que actúe con un poco de cordura. El que se lo pueda permitir, me parece genial. Pero me da la impresión que entre los 4.000 o 5.000 que viajaron a la ciudad francesa algunos las pasarán canutas para llegar al 31 de agosto con un puñado de euros en la cartera.

Por otro lado, estos días he visto como aclamaba todo el mundo al presidente. No he podido dejar de recordar el día en que llegó al poder. Tuvo que salir escoltado del velódromo de Anoeta, insultado y como un golpista. Su gestión ha sido perfecta en todo.

Pese a vagar unos años por segunda, un servidor no dudó en seguir fiel al equipo de sus amores. Anoeta siempre tuvo buenas entradas, llegando siempre a los 20.000 espectadores. Estos días había tortas para ir a Lyon y he oído quejas por las pocas entradas para la vuelta en Donosti.

¿Dónde estaban ustedes en el Real Sociedad-Poli Ejido? ¿Y contra el Granada 74? No sé dónde estaban los casi 5.000 de Lyon para viajar a Córdoba, Eibar, Ferrol o Albacete no hace tantos años. En el mes de agosto de hace un lustro perdíamos 0-2 en Anoeta contra el Castellón. Ese día todos tenían sitio en nuestra cancha, pero debían de tener mejores planes. Entiendo la importancia de la cita del pasado martes o la del próximo miércoles, pero también entiendo de otra manera la fidelidad a unos colores. No me gusta la gente que se sube al caballo cuando es ganador. Espero que no bajemos nunca jamás, pero es ley de vida que vendrán temporadas mediocres. Llegaron tras los títulos de los ochenta y llegarán en un tiempo. Me gustará ver dónde están todos estos aficionados y cómo desafían la crisis para ir a un partido de Liga un sábado o domingo en Getafe, Málaga, Villarreal o Valencia.

Los buenos tiempos son geniales y me encanta el buen ambiente que se respira, pero no me gustaría que se olvide la fidelidad (y la no fidelidad) de hace unos años. Beti zurekin!

http://youtu.be/KUNZW6fgo9k