Quedaba hora y media para que Miles Kane subiera al escenario de la mítica Joy Eslava madrileña y la cola de fans daba la vuelta al callejón de San Ginés, lugar donde se encuentra la conocida chocolatería que alternaba Valle-Inclán. Entre el respetable, mucho moderno que había dejado sus clases o trabajo hacía media hora y había corrido a casa para engominarse el tupé o pasarse las planchas. Alguno incluso se confundió y pensaba que había una fiesta de imitadores del señor Kane y otras se habían puesto de discotecón de sábado noche. Yo qué sé, no es necesario emperifollarse como si no hubiera un mañana para un concierto de un artista británico e indie.
La sala estaba hasta arriba; una entrada muy buena para un chico en proceso de expansión, un jueves y con el papel a 25 euros más gastos. Telonearon los catalanes Pull My Strings, que ya habían abierto en Bilbao para el protagonista del cartel. Pusieron empeño y suenan correctos, pero de momento no pasan de intentar ser a ratos una mezcla insípida entre Two Door Cinema Club y Vampire Wekeend y a ratos unos Franz Ferdinand de segunda regional. Tienen maneras y defienden con ahínco lo suyo, pero me revienta la sobreactuación molona de ese acento de Bristol entre canción y canción que hacía difícil la comprensión de lo que decían. Los grupos de nuevos jóvenes deberían tener en cuenta que se valora mucho la humildad y el parecer gente normal. De estrellitas estrelladas está lleno el pasado musical.
Tras una corta espera, llegó el momento de ver al artista de Wirral (Liverpool). El público enloqueció desde la introducción musical y el concierto fue rodado. Empezaron con la oportuna “You’re Gonna Get It” y la enlazaron con la aclamada “Taking Over”, que abre el nuevo disco. “Rearrange”, temazo donde los haya, o “Quicksand” nos llevaron al Colour of the Trap, mientras que “Better Than That”, “What Condition Am I In” o “Darkness In Our Hearts” son la confirmación de que la segunda referencia del inglés es un gran disco.
Hubo tiempo para las versiones; “Sympathy for the Devil” de los Rolling Stones en mitad de “Give Up” fue uno de los momentos de la noche. “Take The Night From Me” y “My Fantasy” formaron un dúo de piezas lentas, perfectas para dar paso al trío que formaron las aceleradas “Tonight”, “Inhaler” y “Don’t Forget Who You Are”. Así se despidieron por primera vez del público que hacía temblar la Joy Eslava, que cantó en su ausencia el lalalalala a coro y en bucle del último corte que habían interpretado.
A los poco minutos, volvió Miles Kane solo y con la acústica colgada para interpretar “Colour of the Trap”, poniendo el toque íntimo al show. Después salieron el resto de la banda e interpretaron “Come Closer” ante el delirio general. Posiblemente sea el tema más redondo y pegadizo de este muchacho, que consigue que sus directos tengan la fiereza del cara a cara y la perfección de la grabación en el estudio.
El pasado 27 de enero de 2012 actuó en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid abriendo para Arctic Monkeys. En aquella ocasión vimos a una banda que presentaba con más que corrección su primer álbum; esta vez un torbellino arrasó en un recinto que le viene como anillo al dedo. Aquel día recuerdo que las miles de personas que abarrotaban el pabellón esperaban a los de Alex Turner y cogían con timidez los temas de Miles Kane; esta gira, en cambio, está consolidando a un artista que con su trabajo y buen hacer se está haciendo un nombre en la escena mundial.