Muchos turistas se asustan, pero para la población (fija y móvil) de Madrid son un clásico y atrezo al mismo tiempo de la Gran Vía. Dos hombres con camisetas normalmente negras y rasgadas, pantalones pitillo de cuero o vaqueros, botas camperas y greñas canas vigilan una de las calles históricas de la península ibérica. Todo el mundo los conoce ya como los heavies de la Gran Vía y han disfrutado hasta de algún documento audiovisual que cuenta su historia.
En el año 2005 decidieron acampar de alguna manera delante del lugar donde se encontraba la mítica tienda de discos Madrid Rock. Antaño fue un lugar de peregrinaje de los amantes de los sonidos más duros y guitarreros en general, pero hoy encontramos allí una tienda de la multinacional Inditex, dirigida por Amancio Ortega, uno de los hombres de mayor poder en España y que ha sobrevivido al mismísimo Emilio Botín. Ahora se prestan para otra causa: salvar el Palacio de la Música de la capital, que corre el peligro de convertirse en otra tienda de ropa de otra multinacional. Mango sería el próximo destino del recinto y los heavies de la Gran Vía se trasladan de baldosas en la acera de la misma vía para poner su granito de arena y tratar de evitarlo.
Ana Botella dice que “es esencial que vaya una marca comercial al Palacio de la Música para generar empleo y actividad económica”. Yo le diría que un país no tiene que ser rico para tener cultura, sino que es rico si es culto. Los protagonistas del artículo y del vídeo tienen nombre, Emilio y José Alcázar, y en Change.org se puede firmar para salvar el mencionado edificio. Por cierto, la voz que narra la historia es de David Trueba, laureado al fin en los últimos Goya.