1977 es un año que está marcado a fuego en la historia del punk. Se dice que en ese momento comenzó la gran explosión. Es difícil marcar un punto de partida exacto, pero lo cierto es que el Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols vio la luz el 28 de octubre de aquel mismo año. La polémica lo acompañó desde su nacimiento, aquella sociedad inglesa no estaba preparada para que “testículos” estuviera en el título de un álbum. Hubo acciones legales para vetarlo, pero aquí estamos, en 2015, escuchándolo sin ningún problema y con su nombre original. Yo, como otros muchos, me he llegado a comprar la camiseta con la portada del disco sin ningún problema. Si los censores de la época levantaran la cabeza…
Siempre es un buen momento para escucharlo y yo me lo puse aprovechando el final de las fiestas navideñas. No llega a los cuarenta minutos por poco y engancha de principio a fin. Las melodías son pegadizas en todos los cortes y la voz de Johnny Rotten encaja de maravilla. Eso sí, si grande fue la controversia que se formó por el nombre del redondo, más aún fue la que se montó por los temas que lo componían. Las letras de “Anarchy in the U.K.” o “God Save the Queen” eran claros ataques al corazón de la monarquía británica y hacia su figura principal, la reina Isabel II. Estas dos, “Pretty Vacant” y “Hollidays in the Sun” fueron los singles elegidos para la promoción.
Puede que “Anarchy in the U.K.” y “God Save the Queen” tengan demasiado peso histórico y tapen otros cortes que son igual de buenos. Una vez que realizas una escucha del tirón y en orden del Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols, “Liar”, “Bodies” o “Problems” se vuelven piezas básicas sin las que no entiendes el disco. Hace unos años los Sex Pistols pisaron tierras vascas dentro del festival Azkena Rock que se celebra en Vitoria-Gasteiz. Tocaron de principio a fin el álbum, como no podía ser de otra manera. Siendo justos, tampoco tienen mucho más que ofrecer, pero bendita oferta musical. Sí, eran una copia trasnochada de lo que fueron, pero, durante un buen rato, fue lo más cercano de vivir en 1977 que muchos de los presentes experimentaremos nunca.