En los Juegos de Pekín’2008 Usain Bolt entró por la puerta grande en la historia del Atletismo y del olimpismo. Tres medallas de oro (100, 200 y 4×100) con tres récords mundiales: ASOMBROSO. Un año más tarde, en los Mundiales de Berlín’2009, repitió la proeza con los mismos oros y récord mundial en las dos pruebas individuales: DELIRANTE. Bagaje suficiente para que dentro de muchos años Usain Bolt siga siendo recordado junto a otros grandes nombres.
Bolt es una estrella incuestionable pero sus logros olímpicos tienen precedentes. Y ahí es donde se cincela la historia. Este es el listado de velocistas multiganadores en una sola edición:
Alvin Kraenzlein, en París’1900 ganó cuatro oros: 60, 110 metros vallas, 200 metros vallas y salto de longitud.
Archie Hahn, en San Luis’1904 ganó tres oros: 60, 100 y 200 metros.
Ralph Craig, en Estocolmo’1912 ganó el 100 y el 200.
Eddie Tolan, en Los Ángeles’1932 ganó el 100 y el 200.
Jesse Owens, en Berlín’1936 ganó el 100, el 200, el 4×100 y el salto de longitud.
Bobby Morrow, en Melburne’1956 ganó el 100, el 200 y el 4×100.
Valery Borzov, en Múnich’1972 ganó el 100, el 200 y fue segundo en 4×100.
Carl Lewis, en Los Ángeles’1984 ganó el 100, el 200, el 4×100 y el salto de longitud.
Volviendo a Pekín’2008 quiero destacar un hecho que probablemente quedó sepultado bajo la grandeza de sus logros finales. Tras ganar la prueba y batir el récord mundial de los 100 metros frenándose, los mítines europeos se hicieron la boca agua y pusieron sobre la mesa de Bolt generosísimos cheques para que intentara en sus reuniones el asalto al entonces intocable récord de los 200 metros, los 19”32 de Michael Johnson. La idea era que se limitara a ganar la medalla y se reservase para Europa.
Con 22 años recién cumplidos, Usain Bolt, el mismo Bolt que tanto gusta de hacer el “idiota” ante las cámaras, el mismo Bolt que parece ponerse el mundo por montera, tuvo la madurez deportiva suficiente para saber que hay récords que hacen historia, pero que hay ESCENARIOS que te convierten en leyenda. Y volando por encima de la historia y de los cheques galopó hacia la meta corriendo los 200 metros en aquellos inolvidables 19”30 que borraron a Michael Johnson del primer puesto de la lista mundial y de la lista olímpica.
Pero la historia tiene un peso enorme, y avanzar en la vida siendo considerado una leyenda a los 22-23 años tiene un precio, el precio que el mundo haya puesto a tu derrota. Y esta es la encrucijada en la que se encuentra Usain Bolt a escasas fechas de su participación en los Juegos de Londres.
Hace algunos meses Bolt apuntaba alto y habló no solo de volver a ganar tres medallas de oro y rebajar sus plusmarcas sino que llegó a especular con una cuarta medalla en el relevo 4×400 para flirtear con el pedestal de Jesse Owens y de Carl Lewis (y de Alvin Kraenzlein, añado yo). Si no me equivoco, en algún lugar del recorrido se desvaneció la idea, al menos no he vuelto a oír hablar del asunto.
Aunque la opción de ganar cuatro oros sea una entelequia, en su momento me pareció toda una declaración de principios, está claro que Bolt quiere jugar las grandes ligas de las grandes leyendas. Repetir los tres triunfos de Pekín, independientemente de los registros, sería algo GIGANTESCO. Y ahí es donde Bolt tiene puestas sus expectativas… y seguramente sus miedos.
Aparte del 4×100, cualquier victoria que consiga en las pruebas individuales elevaría a Bolt en el altar olímpico al que ya pertenece desde hace cuatro años, si bien creo que habrá consenso si afirmo que la medalla de oro de los 100 metros es la realmente necesaria para sus objetivos.
En el siglo-y-pico de historia olímpica, como he detallado al principio, ha habido varios atletas que dominaron toda la velocidad en unos mismos Juegos. Sin embargo, un solo atleta, Carl Lewis, ha sido capaz de repetir victoria en los 100 metros cuatro años más tarde. Eso sí, todos sabemos que esa segunda victoria llegó tras la descalificación de un corredor que cruzó la meta antes que él. Y aunque la historia está escrita así y yo la doy por buena, las fotos no le dieron a Lewis las mismas alegrías, porque no es lo mismo entrar en la meta así que asá o recibir la medalla de oro así que asá.
Bolt tiene en Londres la oportunidad de igualar ese medallero de Lewis mejorando su álbum de fotos.
Ocurra lo que ocurra en el hectómetro, es en la prueba de los 200 metros donde Bolt tiene a su alcance un logro inédito: nadie ha vencido en dos Juegos Olímpicos. El precedente más cercano es Shawn Crawford, oro en Atenas’2004 y plata en Pekín’2008, tras la descalificación –por pisar la línea– de Wallace Spearmon y Churandy Martina que llegaron segundo y tercero a la meta. Así que quien más se ha acercado es, de nuevo, Carl Lewis, con su oro en LA’84 y su plata en Seúl’88. En la capital coreana le venció (19”75 contra 19”79) Joe DeLoach, un joven atleta que él mismo tutelaba y con el que compartía entrenador. Coño, ¿a qué me suena esto?
Usain Bolt quiere ser leyenda o, mejor dicho, desea agrandar el legado de su leyenda. Para ello tiene por delante la tarea titánica de escribir con letras de oro tres nuevos capítulos de su historia deportiva. Lo más complicado, desde la perspectiva histórica, será asumir que cualquier resultado que no sea la victoria no le sirve; platas o bronces solo le pondrían la “etiqueta” de haber sido el dominador de una época, como tantos otros. Así de injusto es esto.
Admirado Bolt, este es el precio que has de pagar para seguir soportando el peso de la historia.