Hoy sábado 15 de Octubre, los que vayamos a las 18.00h. al Boulevard donostiarra a sumar nuestras voces a la protesta que va a llevarse a cabo en más de 850 ciudades de todo el mundo, tenemos que ser muy conscientes de que es nuestra dignidad de seres humanos y la lucha por la recuperación de valores como la solidaridad y la honestidad lo que está en juego.
Pocas personas tendrán en su agenda este “plan” para el día de hoy; máxime cuando en nuestra pequeña ciudad a los que luchamos por un mundo mejor se nos llama “perroflautas”, ingenuos, utópicos y, algunas veces, estúpidos a secas. Pues qué bien.
Salir en grupo a corear consignas es una actividad, “un plan” que, los mayores de cincuenta, hemos tenido la oportunidad de llevar a cabo en no pocas ocasiones: sobre todo durante los años finales de la dictadura franquista en que no disponíamos de más libertades de las que nos dejaba “el de la calle es mía” y sus secuaces. Te morías de miedo si ibas a una manifestación a favor de la libertad y en contra de la opresión porque “las fuerzas del orden” de aquella época repartían leña con saña y sentido del deber ¿? Pero las marchas de protesta que van a llevarse a cabo esta tarde en decenas de ciudades españolas no infringen ninguna ley ni precisarán de la intervención policial (cruzando los dedos para que en otros países donde la democracia es más teórica todavía que aquí no se ponga alguien nervioso).
De las reivindicaciones del 15-M pasando por las del 19-J y llegando a las rebajas del 15-O hay una línea de fácil lectura: ¿No querías caldo? Pues toma dos tazas. Es decir, se nos han reído a la cara de todos los españoles los mismos a los que les protestábamos. Tirios y troyanos están consiguiendo, en su lucha por el poder del 20-N, pisotear las legítimas reclamaciones de todo un pueblo de 47 millones de personas.
Pero, espera, no… De esos 47 millones hay que descontar a los que no protestan porque están bien agustito. ¿Y cuántos serán? Entre los del partido en el poder y los del partido de la oposición -que estarán con cara de poker mirando hacia otro lado- y los ciudadanos tibios, que no son ni fríos ni calientes y que protestan en la sobremesa familiar pero no mueven un dedo por que se escuche su voz que también está indignada, y añadiéndole a esto “la vergüenza” de que te vean por la calle gritando contra nuestros opresores, pues… cuarto y mitad y poco más. Y ojalá me equivoque.
Lo que se ha conseguido de positivo en estos cinco meses transcurridos desde el primer “quinceeme” es que el movimiento ciudadano se ha globalizado, extendiéndose la protesta de hoy a Japòn, Argentina, Chile, EEUU, Australia, Francia, Italia, Finlandia, Noruega, Bélgica -en Bruselas participarán los españoles que hace más de dos meses partieron de Madrid y que ya se encuentran en la capital belga.
Va a ser la primera manifestación global contra las injusticias del mundo capitalista que padecemos todos. No es de recibo limitarnos a verlo esta noche en el telediario porque a nosotros también nos afecta. Si nuestros hijos están con el puño levantado pidiendo un mundo mejor donde los valores humanos vuelvan a tener cabida y no se trate al individuo como , en vez de criticarles, vamos con ellos hoy a la calle, que vean que jugamos en su mismo equipo, que no nos reprochen más el desastre de mundo que les hemos legado, el desastre de país en el que les ha tocado vivir. Porque las cadenas no las siente el que no se mueve…
En fin.
LaAlquimista