Hombres maltratados | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Hombres maltratados

 

A nosotras las mujeres –de cualquier edad, clase y condición- creo que no hay nada que nos aterre más que la posibilidad de ser maltratadas. Física o psicológicamente, a base de bofetadas o de insultos, que no se nos tenga el respeto que nos merecemos como seres humanos dignos nos pone muy nerviosas y/o enfurecidas. De la terrible lacra social que hace que cada día la mujer sea violada, atacada, pisoteada o asesinada en cualquier parte del planeta, nadie en su sano juicio hablará a favor. (Excepto quienes perpetran la violencia, obviamente).

Acabo de terminar de leer uno de tantos y tantos libros que se han escrito sobre mujeres maltratadas, con testimonios verídicos y reflexiones desesperadas por la poca solución –como no sea educacional- que tiene el tema. Un libro para dejar mal sabor de boca, un libro para identificarse con alguno de sus testimonios o para estremecerse de miedo pensando en que “también me podía haber ocurrido a mí”.

Pero al hilo de tanta infamia, de tanto dolor y de la desgracia que les acompaña, me han venido a la mente otras imágenes, otras realidades paralelas, escondidas, soterradas en los recovecos del mundo familiar. Esa “mala educación” que nos han dado a las mujeres de varias generaciones, haciendo ver “como que a un hombre, si se merece una bofetada, hay que dársela” para ponerle en su sitio.

Yo misma, sin ir más lejos, entono el “mea culpa” por las bofetadas físicas y reales que he repartido a lo largo de mi vida haciéndome “la ofendida” o jugando a ser una rita haywoort de pacotilla. La primera se la di a Juan Carlos, un amigo de los doce años con quien íbamos al cine de Los Carmelitas a ver películas los domingos por la tarde. Luego me acompañaba a casa, claro está, y la despedida en el portal era aséptica aunque alegre. Hasta que un día quiso besarme y yo, ofendida, indignada y muy en mi papel, aparté la cara y le dí una sonora bofetada. Mi primera acción de violencia de género. Como es natural, Juancar no volvió a invitarme al cine nunca más.

Ya con los quince bien cumplidos, me eché novio. Josemari se llamaba; alto, guapo, rubio y vividor con sus veinte años de “saber latin”. A ése también le pegué, defendiendo mi “honra” de señorita de buena familia a la que habían enseñado que, a los hombres se les pone en su sitio a base de bofetadas. Craso error, por supuesto, pero hace falta perspectiva para verlo.

Incluso de casada, en alguna ocasión de funesto y vergonzoso recuerdo, salpiqué alguna de las mías por aquello de que me sentía ofendida y tenía que dejar bien claro que a mí no se me podía “pisar”.

El psicólogo de la esquina seguro que me preguntaría si recibí muchas bofetadas cuando niña y todos esos rollos que ya nos sabemos de memoria; pero lo que no me preguntaron nunca fue si era consciente de lo que estaba haciendo…o podía llegar a hacer.

Afortunadamente –para mí sobre todo- me hice a mí misma esa pregunta y tomé conciencia de lo que estaba proyectando fuera de mí con esa actitud que me enseñaron era “normal” y “permitida” e incluso “correcta” en una señorita que se preciase de serlo.

Las mujeres siempre han pegado a los hombres amparadas en el estúpido “manos blancas no ofenden”. A cambio, han recibido muchos más golpes que los que han dado, qué duda cabe, pero la falta de respeto, la violencia viene a ser la misma.

Hablaré también de la terrible lengua de víbora de tantas y tantas mujeres que se dedican a llamar a sus parejas, novios o maridos con epítetos absolutamente indignos. “Eres un inútil” y “no sirves para nada” son frases unisex. Como también lo son los insultos que he escuchado en boca de mujeres hacia SUS hombres. No los voy a reproducir aquí por pura vergüenza ajena.

Tuve una amiga que denunció a su marido porque le dio un puñetazo y le puso el ojo a la funerala. Bien hecho. Pero lo que se calló fue que ella se había pasado AÑOS llamando a su marido de todo menos guapo y mandándole “a la mierda” con todas las letras cada vez que le venía en gana. La verdad es que no la compadecimos mucho en la cuadrilla cuando eso ocurrió…hace ya muchísimos años. Se separaron, ella se fue a vivir fuera con su nuevo novio y él se volvió a casar con una mujer absolutamente opuesta a la anterior.

Me he ido por las ramas un poco, ya lo siento; espero que se entienda lo que quiero decir. El respeto debe viajar en ambas direcciones, no en una sola y única.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

Apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


diciembre 2013
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031