Recuerdo cuando de niños montábamos en la calle partidos con las porterías formadas por dos piedras. Los capitanes solían ser los porteros y echábamos a suerte para escoger a los jugadores de tu equipo. Si ganabas en la suerte de escoger primero, en tu equipo siempre entraba el que metía más goles, es decir, el delantero centro.
En mi época de portero cuando jugábamos los partidos oficiales de juveniles en mi pueblo natal, Icod de los Vinos, y llegabaa el descanso el entrenador que teníamos siempre les comentaba a los delanteros: «Si estás dentro del area de penalti y no sabes qué hacer con la pelota, primero métela en la red y luego tú y yo discutimos lo que quieras, mi niño». A hora como entrenador todas estas frases de personas muy sabias que se emplean en el mundo del fútbol as entiendes mucho mejor, ya que esa es la misión del delantero centr, hacer gol como objetivo fundamental. Para un futbolista no hay nada más especial que marcar el mayor número de goles posibles. Parece simple pero detrás de cada balón que se envía al fondo de las redes del equipo rival hay una fuerte dosis de técnica individual, táctica, carácter, juego aéreo, juego de espaldas, saber perfilarse bien para el remate, anticipación, poderío, habilidad, definición, tranquilidad, eficacia y talento. Estas características son las que definen a un delantero centro como un autentico killer del area. Todo esto hace que desde que se inventara el fútbol la figura del delantero finalizador que le garantice a su equipo un mínimo de 20 goles por temporada sea uno de las figuar más cotizadas en el mercado. Les recuerdo a Griezmann, que sin ser un delantero puro, más bien un enganche, en el Atlético de Madrid lleva ya la friolera de 22 goles. Ya decíamos que el francés era muy bueno. Qué razón tenía Martin Lasarte cuando le preguntaron si estaba seguro de lo que iba a hacer y contestó «Seguro, no; segurísimo». Griezmann no pasó ni por el Sanse.
Satrustegui, fue el clásico delantero a la antigua usanza, es decir, un luchador infatigable, un pesado para los defensas rivales, con un dominio del juego aéreo brutal y con el gol entre ceja y ceja. Además, atesoraba buena técnica en conducción y anticipación en los desmarques. Ttambién es verdad que a veces era un poco chupon, pero solo a veces. Se trataba del clásico delantero que celebraba los goles de una forma muy especial con el puño cerrado y el brazo en alto. Vamos, un verdadero símbolo realista.
‘Satrus’ es el máximo goleador de la Real Sociedad (133 goles ) desde que debutó con el equipo realista en un partido contra el Murcia. Por aquel entonces el entrenador era Rafa Iriondo. Los números del 9 son los siguientes;
73-74, 3 goles
74-75, 8 goles
75-76, 8 goles
76-77, 19 goles
77-78, 18 goles
78-79, 20 goles
79-80, 17 goles
80-81, 16 goles
81-82, 13 goles
82-83, 5 goles
83-84, 0 goles
84-85, 2 goles
85-86, 4 goles
Causó baja después de la grave lesión de ligamento cruzado y menisco, es decir, la clásica triada en la temporada 86-87 . Tenía 32 años. Recuerdo que en una entrevista que le hacen los periodistas de la época decía que la ilusión que sintió al marcarle a Jose Ángel Iribar, el ídolo de toda su vida, los dos goles de cabeza en el viejo campo de Atotxa . Fue el cinco de diciembre del año 1976, en el derbi que acabó 5-0 a favor de la Real Sociedad. Ese día saltaron con la ikurriña al campo el propio Iribar e Ignacio Kortaberria. Fue tan maravilloso el gol que marcó y de una ejecución tan fantástica que el propio Iribar comentó que aunque llegó a rozarla con la punta de los guantes fue un balón a toda la escuadra que fue imposible de detener.
En la entrevista que le hace Tito Irazusta en el Peine del Viento comenta que en el fútbol actual echa en falta la implicación, el compromiso y el combatir que ellos tenían en cada encuentro que disputaban. Que competían como verdaderos profesionales. Añadió que guarda grandes recuerdos de Iriendo, el entrenador que le dio la oportunidad y que el defensor que mejor le marcó y le fue muy difícil de superar fue el culé Tarzán Migueli. Qué pena que muchos jóvenes de ahora no hayan vivido los partidos del viejo e inigualable Atotxa. Fútbol del bueno. Gracias Satrus por darnos tantas y tantas tardes de gloria. Un abrazo, crack.