Amigos,

Un acontecimiento es un evento que adquiere relevancia y logra llamar la atención de todos y aún más de los medios de comunicación. Estos eventos se escapan de la rutina diaria y de todo lo cotidiano. La pasada semana hemos tenido unos acontecimientos muy importantes en nuestra ciudad. Primero, la presentación del director de fútbol de la Real Sociedad con perlas como “no soy fichador, pero cuando todo no vaya bien el máximo responsable soy yo”, “Jokin me dejó claro no cambiar a las personas, que el modelo nos lleve al rendimiento”. El presidente Aperribay dijo que “Roberto es la persona ideal para la mejora”. Otro día, el acontecimiento fue una charla en el Palacio de Miramar con Iñaki Gabilondo en la que dijo perlas como que “la Real es un equipo desnortado; el gen de la Real es la intensidad; la Real ha perdido gas o la Real es un equipo soso”. Más tarde, el peor de los acontecimientos, el funeral por el descanso eterno de la señora de José Luis Aztiazaran, ex presidente realista, con representación de todos los estamentos del fútbol nacional:  Federacióin Española, Federacion Guipuzcoana, Federacion Vasca, y el mundo del fútbol en general. Estuvieron presentes personalidades como Angel Maria Villar, Carlos del Campo, Iribar, Butragueño, Luis Uranga, Juan Luis Larrea, Meho Kodro, Olabe, Loren, Xabi Prieto, Ubarretxena, Alkiza, Angel Oiartzun, Jokin Aperribay, Esther Gascon, o Antonio Bustillos. No faltaron los periodistas Fernando Becerril, Pedro Soroeta o Xabier Isasa, por ejemplo. El siguiente acontecimiento fue el jueves cuando se conoció la convocatoria de Eusebio Sacristán para el encuentro ante el Espanyol y que la componían 19 futbolistas por la duda de Iñigo Martínez tras sufrir un golpe en la última sesión preparatoria. Los aficionados quedaron muy sorprendidos por el número de defensas citados, ni más ni menos que 8, y por la presencia de dos medios centros. Sacaban la conclusión que si no llega Iñigo entra Navas y si no es asi se cae el andaluz de la lista de elegidos para intentar derrotar al equipo que entrena Quique Sánchez Flores.

Después de la semana de parón internacional volvía la competición el estadio de Anoeta con la visita de un Espanyol muy reforzado y que en los últimos 10 partidos de liga jugados en nuestro campo perdió cuatro, empató dos y ganó cuatro. Por parte de los periquitos, llegaba un equipo en construcción con los notables fichajes de Diego López, David López, Piatti, Javi Fuego, Leo Batistao, Jurado, Diego Reyes, Álvaro Vázquez y Antonio Reyes. En el equipo local existía el interés de ver en acción al jugador brasileño Willian Jose en su debut en Anoeta.

El partido en el primer tiempo decepcionó, ya que sólo se vio un equipo perico asustado, replegado, temeroso a perder, apático y fallón en las combinaciones y que sólo acosaba la salida de pelota de la Real con los delanteros Batistao y Gerard sobre los centrales Mikel e Iñigo y la salida de Marc Roca a la espalda de Illarra cuando éste recibía. Por el contrario, el equipo de Eusebio ante un Espanyol replegado acaparó el control del juego y la posesión del balón. Pero esto fue como un limpiaparabrisas de un lado para el otro, sin profundidad ni presencia en el área rival en  un primer acto en el que no pasó nada de nada. Los locales no llegaron y los visitantes no realizaron un solo contraataque.

En el segundo periodo los realistas salieron más enchufados y se volcaron con más corazón que cabeza sobre el marco de Diego López, pero en el minuto 61 un mal pase de Juanmi a Zurutuza lo cazó el eléctrico Piatti y de un soberbio zapatazo colocó el balón junto al poste del meta Rulli.  Ante este gol, música de viento en Anoeta y a remar contra corriente porque el míster perico quitó velocidad y metió más control del juego y balón con Salva Sevilla y Jurado para quitarle el balón a los donostiarras. Amigos, esto es fútbol. Se despistó Jurado y entró como cuchillo en mantequilla Zaldua, que con un buen último pase llovidito sirvió a Willian Jose para que la colocase en la escuadra. Júbilo y a por el empate, que aún quedaba tiempo para poder ganar. Llegaban de refresco Vela y Prieto. Hubo movimientos a raudales, ya que Oyarzabal acabó loco jugando en tres puestos diferentes. Prieto lo hizo por dentro y Vela por fuera. Los pericos se quedaron con diez jugadores y se replegaron mucho más ante los arreones de los realistas, pero las ocasiones creadas no se materializaron y los dos equipos se fueron a vestuarios al finalizar el partido con la sensación de que habían perdido dos maravillosos puntos.

Eusebio Sacristan, pensativo durante un momento del partido entre la Real Sociedad y el Espanyol. / Arizmendi

En mi opinión, el míster sigue sin dar con el equipo que más rendimiento dé de medio campo hacia adelante en el juego que él quiere desarrollar. Hay mucho tiempo por delante, pero en fútbol no hay paciencia sin resultados.