Alberto Moyano
Fiel a su gusto por las historia leves y las derrotas personales que ha
cultivado en tantos reportajes desde Teledonosti, Juan Velázquez
recopila en el libro de relatos Secundarios de lujo (Editorial Erein)
dieciocho historias que empiezan mal y terminan igual. Entremedio, los
personajes reciben algo más que su merecido. La lectura avanza de un
tirón entre devastadores encuentros entre viejos compañeros de colegio,
comidas familiares con vocación explosiva, ajustes de cuentas
pendientes con el mundo en general, amigos que se apuñalan por la
espalda, mujeres que disparan de frente y la última jornada laboral de
un barero de barrio antes de la jubilación. Ahora que Hollywood ha
devaluado hasta la caricatura el personaje del perdedor para reducirlo
a un guaperas que bebe whisky sin soda, el libro de Velázquez
reivindica este tipo de animal hermosamente literario, en su caso, de
la misma estirpe que los que pueblan la mejor literatura corta
estadounidense del último siglo. De Hemingway a Raymond Carver, por
poner un par de nombres. Vestido de tapas duras, el libro ya está en
los escaparates.