Alberto Moyano
Abordaba ‘La ciudad se mueve’ anoche en Teledonosti el asunto de la
tercera edad. El debate transcurrió por los caminos habituales, con
parada obligada en los tópicos: el viejo-joven, jubilación viene de
júbilo, la necesidad de mantenerse activo, “yo a los 85 dejo de
tomar las pastillas y me muero sin molestar”, “la culpabilidad de los
familiares que ingresan a sus mayores cuando necesitan atención las 24
horas está fuera de lugar”.
Álvaro Bermejo intentó centrar el debate en la necesidad de
comportarnos como adultos, siquiera en la senectud, y advirtió que ya
hay intelectuales estadounidenses que anuncian no ya la regulación de
la eutanasia voluntaria para el futuro, sino también el de la
involuntaria. A años de distancia y a la vista de todas las
prestaciones que no vamos a disfrutar la generación del babyboom, la
hipótesis de ser suprimidos cuando perdamos la razón parece hasta
tranquilizadora. No importa. Llegado el momento, nos aferraremos a
nuestras patéticas vidas con uñas y dientes.
Por lo demás, la charla dejó claro que o la gripe aviar limpia la demografía o no habrá dinero para todos.
Pues vale. Carpe diem for ever.