Alberto Moyano
El espacio de debate de Teledonosti ‘La ciudad se mueve’ tenía previsto
anoche abordar el asunto de la ruptura de parejas y matrimonios, pero
la fuerza de los hechos deslizó la charla hacia otro terreno que podría
denominarse algo así como «qué pasa con los hijos tras la separación».
Las experiencias relatadas por los contertulios y, sobre todo, las
llamadas de los espectadores abrieron la caja de pandora para exhibir
todo un catálogo de comportamientos mezquinos. A modo de resumen,
podría decirse que cuando se desatan las hostilidades entre los
cónyuges, el hijo se convierte en una especie de bomba a control remoto
que cada una de las partes intenta detonar en la casa del otro.
Desde posturas de absoluta incorreción política, Álvaro Bermejo puso el
dedo en la llaga al cuestionarse las razones por las que todo el mundo
se considera capacitado –o incluso capacitadísimo– para ser padre. De
hecho, entre las múltiples razones egoístas por las que una pareja
puede lanzarse a tener hijos, una de las más recurrentes suele ser el
considerarlo algo así como la penúltima tecla que pueda salvar la
relación. La última tecla, por los visto anoche, sería acudir a los
terapéutas, que insistieron en restar capacidades milagrosas a su
trabajo. La cuestión parece más que pertinente pero de imposible
regulación.
El programa tuvo también tiempo para acoger la inevitable intervención
telefónica de Boni Aldaya, que una vez más, quiso explicar de forma
pormenorizada en qué consiste la actitud correcta y, por supuesto,
ofrecerse a sí mismo como ejemplo viviente de la misma. Pobre.