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Alberto Moyano

El jukebox

Diez falacias que conmovieron al mundo del periodismo

A raíz del ERE en ‘El País’ que ha acabado con el despido de 129 profesionales en plantilla, han vuelto a proliferar los blogs que incluyen entre diez y doce grandes consejos para recuperar el aroma del “auténtico periodismo de los viejos buenos tiempos” y garantizar un retorno al pasado, a bordo de la máquina del tiempo. La inmensa mayoría de los argumentos puestos sobre la mesa, no obstante, se basan en una mezcla de generalidades sin concreción alguna y falacias. He intentado recopilarlas todas, pero sólo me he acordado de algunas:

1) Todos los medios de comunicación mienten: no vale la pena detenerse mucho en este punto. En el mundo hay periódicos, radios y televisiones por miles, sin contar páginas webs de todo tipo. Cuando leo esta frase nunca llega hasta el verbo “mientes” porque me quedo atascado en “todos”. Me recuerda a la Fundación de Lucha contra la Drogadicción que amadrina la reina Sofía y a todos los organismos que hablan de drogas en general, para las que marihuana es lo mismo que metanfetamina o Intereconomía igual que The New York Times.

2) Los periodistas deben salir más a la calle: hasta hace bien poco, cuando se le preguntaba a cualquier personaje vasco por el famoso conflicto, el 99% respondían lo mismo: “que se siente a hablar y lo arreglen”. Esto es lo mismo, otro mantra vacuo. ¿A la calle? ¿Qué calle? ¿La Avenida de la Libertad, esa gran superficie colonizada por los bancos o el Paseo de Herrera? La experiencia me dicta que me es imposible salir a la calle un rato sin toparme con algún compañero de profesión. Por otra parte, el que no entienda que una parte del trabajo periodístico debe realizarse en redacción es que nunca se ha dedicado a esto o, al menos, no debería haberlo hecho.

3) El mito de los ‘grandes reporteros’: al socaire de los sucesos de ‘El País’, no han faltado los grandes reporteros que, desde los agujeros de este mundo, han enviado sus filípicas al grito de “¡Aún estáis a tiempo, arrepentíos!,”llamando a recuperar ‘el periodismo de verdad’, del que -para que no quepan dudas-, ellos dan ejemplo vivo cada día. Resulta complicado hacerles comprender sin dañar excesivamente su estatua que los reportajes sobre favelas brasileñas o barriadas colombianas también pueden producir un tedio insoportable, que puede que sean ‘necesarios’, pero a veces también ilegibles y que en gran parte, sus trabajos se pagan gracias los beneficios que dejan una noticia municipal y una información sobre el último entrenamiento de la Real en Zubieta, por poner un ejemplo local. No intento con esto desanimarles a continuar con sus trepidantes existencias, tan sólo les invito a que prueben a mantenerlas publicando sus reportajes en formato libro, a ver si les cuadran las cifras.

4) No se hace periodismo de investigación: en realidad, ahora más que nunca, a falta de que alguien defina qué es eso porque llegué a escuchar que los papeles de Wikeleaks lo eran. En cualquier caso, no hay tantos Watergates como noticias ‘cotidianas’ de interés general. Entre una información que podría llevar a dimitir al presidente del Gobierno y otra sobre las pistas de atletismo de Anoeta, esta última suscita más interés si atendemos a los listados de noticias más leídas en las ediciones digitales.

5) Las ruedas de prensa: el género más denostado, víctima de una gran confusión: la información política es toda la información. Sin embargo, una rueda de prensa sobre -pongamos el caso-, las fechas, las películas y el precio de las entradas del Zinemaldia contiene toda la información útil que busca el lector. Por supuesto, se puede completar con muchos más datos y declaraciones, pero en ningún caso será equiparable con una comparecencia de Rajoy sin derecho a preguntas. En cuanto al ‘periodismo de declaraciones’ y volviendo otra vez al Watergate, Nixon no dimitió por espiar al Partido Demócrata, sino por declarar que no lo había hecho.

6) Madrid como capital mundial: como en casi todo lo demás, la capital del reino irradia un influjo a su alrededor que le lleva a confundir sus problemas con los de todos los demás. Si en Madrid hiela, el telediario abre con el titular es ‘ola de frío en España’. En el caso de El País, su insistencia en presentarse como el gran periódico global en castellano pretendía aumentar su penetración en Latinoamérica, cuyos habitantes es probable que aún prefieran la información local en lo que a periódicos de pago se refiere. De lo global ya se enterarán en la red.

7) “Yo estaría dispuesto a pagar por…”: este argumento es ahora mismo tendencia. Lo malo es que el cielo te proteja como dependas del monocultivo, esto es, suscripción a cambio de leer lo que el que paga desea leer. No habría periodista que no terminara escribiendo ‘a la carta’ con tal de que cobrar el suelo. Líbrenos el altísimo de un escenario de subasta en el que unos estarían dispuestos a pagar por leer determinadas cosas porque no tardarían en surgir otros dispuestos a pagar aún más porque no se leyeran.

8 ) El periodismo de calidad, otro mito: en un momento de contracción de los ingresos por ventas y por publicidad, los grandes empresarios de la comunicación sienten la tentación de imitar a su colegas de otros sectores. La nueva gran verdad es “haciendo un producto malo podemos ganar más que haciendo uno bueno”. Sobre este principio se levantó Inditex, pero funciona a pleno rendimiento en el sector de la alimentación o en el de la construcción. Puede que el recorte de plantilla de El País empeore el periódico pero es posible que mejore su cuenta de resultados. Para cualquier empresa que cotice en Bolsa, ahí se terminan todas las dudas.

9) La concentración de medios mata el periodismo: gran frase, casi redonda, pero vacua. O sea, sí, pero menos. ¿Qué es la concentración de medios? ¿Es plural un periódico en poder de un único propietario o muchos periódicos en manos de un consejo de admnistración heterogéneo? No defiendo ningún modelo, me limito a preguntar.

10) La gran omisión: como a los enfermos desahuciados a los que se intenta animar obviando la inexistencia de tratamientos para su dolencia y sustituyéndola por frases extraídas el ámbito deportivo, del tipo “tienes que ser fuerte y luchar”, etc…, en lo que a que al periodismo se refiere todos los análisis soslayan un pequeño detalle: la información, toda la información, la buena, la mala, la que se hace en redacción y la que se hace en la calle, la de investigación y la improvisada, la que cuenta la vida en las barriadas colombianas y la que informa sobre un suceso local, toda acaba estando gratuitamente a disposición del lector a tan sólo un click de distancia. Y encima, no en un estrepitoso periódico de papel, sino en un instrumento -el ordenador- frente al que buena y creciente parte de la población pasa toda su jornada laboral.

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