Pues sí, lo confieso, yo soy el hijo secreto de Mayte Martínez. Lo llevo tan en secreto que no lo sabe ni ella. Bueno, tras esta confesión pública dejo de ser “secreto” y paso a ser “hijo” a secas, así que no hace falta que nadie llame ni a la Patiño ni al Mariñas, que una cosa es que el Atletismo no ocupe grandes espacios en la prensa y otra es caer en el amarillismo.
Ahora que lo pienso debo ser un caso bastante raro ya que yo nací siete años antes que mi madre, y aunque nunca he estado allí vine a “este mundo” en Australia. Esto ya es carnaza para la revista “Más Allá”, no sé qué diría Iker Jiménez…
Mi afición al Atletismo no pasaba su mejor momento cuando me puse delante de la tele para ver, casi de madrugada, los Juegos Olímpicos de Sidney’2000. Andaba yo bastante despistado en aquella época y no conocía a Mayte Martínez cuando saltó a la pista para disputar la 3ª eliminatoria de la 1ª ronda de los 800 metros. Sin saberlo ella y sin esperarlo yo, nunca olvidaré lo que sentí viendo aquella carrera. Yo resucité al Atletismo y el Atletismo resucitó en mí aquel 22 de septiembre del año 2000, fecha de mi re-nacimiento a este mundillo. Si hoy me sumo a un proyecto como “atletismoatope” algo de culpa tienen Mayte Martínez y aquella eliminatoria de Sidney.
Quizá algún lector haya llegado hasta aquí sin saber quién es Mayte Martínez y quiera enterarse. Para eso, una buena opción es pinchar en
este enlace que nos lleva a la página de la Federación Internacional y que nos cuenta, en números y resultados, quién es Mayte Martínez.
Pero Mayte Martínez es mucho más que números. Mayte Martínez es una de las reinas de las pistas mundiales, una zancada sublime, una presencia imperial, un saber esperar su momento en la carrera, unas rectas finales electrizantes. Una mujer que hace de la prueba de los 800 metros una cuestión de honor y de arte, de éxtasis y de poesía en movimiento.
El arte de Mayte Martínez ha pasado una larga temporada en la cuerda floja de las lesiones, el quirófano, la rehabilitación. Supongo que los miedos y las angustias habrán sobrevolado su cabeza, esa cabeza que tuvo que renunciar el año pasado a los Juegos de Pekín. Afortunadamente para el mundo Mayte Martínez ha renacido en 2009 y ya la tenemos en la pelea con las mejores. Desde este pequeño rincón virtual yo le envío todos mis ánimos y le deseo que siga escribiendo brillantes páginas en su biografía deportiva y personal. Siempre hay alguien ‘al otro lado’ disfrutando, quizá renaciendo.