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Cecilia Casado

A partir de los 50

¿Qué hacemos las personas mayores ante lo que está pasando en la calle?

       

A pesar de las maniobras de distracción que está utilizando el poder fáctico para que parezca que las masas indignadas que comienzan a manifestarse por doquier son un conato de protesta sin fundamento, no se habla de otra cosa. Por lo menos entre mi gente no se habla de otra cosa. Y estamos con el tema a cuestas porque es lo más importante que está ocurriendo en este momento en nuestro entorno. Más incluso que el próximo partido de la Real, más  que el oportuno embarazo de la hermosa mujer que lleva la voz cantante en el país vecino, incluso nos queda lejano ese DSK al que le ha costado el puesto y sus aspiraciones políticas las iniciativas de su bragueta. Y estamos divididos en nuestras opiniones –como siempre todos tenemos nuestras razones poderosas por encima de los razonamientos del vecino.

El problema no es cuál sea nuestro ideario sino de dónde provenga, el problema real no es lo que está ocurriendo sino qué nos están contando y cómo nos lo están contando. La información es PODER. ¿Lo sabemos ya todos? ¿Sí? Pues entonces nosotros, los que tenemos más de cincuenta años y hemos tragado con carros y carretas, los que hemos padecido, sorteado y luchado contra la censura manifiesta que nos fue impuesta en los años oscuros… ¿qué vamos a hacer ahora ante lo que estamos viendo con nuestros propios ojos?

Unos saldrán a pasear –para curiosear desde la acera; otros desempolvarán los restos de su inconformismo juvenil –bien guardado en el baúl de los recuerdos- y se unirán al colectivo indignado aunque sea por unas horas. Y los demás se quedarán en casa, en el sofá de siempre, creyendo que controlan el tema a través del mando a distancia.

Pero los que tenemos hijos, los que tenemos hijos jóvenes llenos de fuerza, de vida, de ilusiones y proyectos, nosotros no podemos quedarnos indiferentes, nosotros –los mayores de cincuenta años- tenemos en este momento la obligación moral de posicionarnos claramente, de demostrarles a ellos, y lo que es igual de importante, a nosotros mismos, que no nos hemos convertido en unos tibios acomodados, burgueses de medio pelo sin inquietud alguna como no sea preservar nuestro dinero a plazo fijo.

La juventud necesita nuestro apoyo. Que no tengan que convencernos, que puedan sentirse orgullosos de nosotros, que vean que jugamos en el mismo equipo, que sientan, que a pesar de todos los errores cometidos por acción u omisión, nos queda la dosis suficiente de dignidad y conciencia como para saber de qué lado tenemos que estar. Es una oportunidad que quizás no se nos vuelva a presentar.

En fin.

LaAlquimista

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


mayo 2011
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