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Mitxel Ezquiaga

¡Ke paren la rotativa!

Barcelona recupera su Rambla (cómo reivindicar el corazón de una ciudad a través de la gastronomía)

Amigos, este es un cuento en el que al final no se comen perdices, sino hamburguesas a la catalana, brochetas de butifarra o pasteles llamados ‘Willy Tonka’.

Amigos, esta historia se llama Tast a La Rambla, ha sido una fiesta celebrada el pasado fin de semana en Barcelona y es, sobre todo, la muestra de cómo una ciudad puede reivindicarse a sí misma a través de la gastronomía.

Empecemos por el principio. El  ‘boom’ turístico es un arma de doble filo: Barcelona está de moda y el turismo es hoy una de las grandes industrias de la ciudad, pero a la vez, la invasión de ‘guiris’ amenaza con desnaturalizar su personalidad. La Rambla, sobre todo la zona más cercana al mar, es una de las más claras muestras de ese fenómeno: los barceloneses pisan cada vez menos un barrio tomado por las tiendas de souvenirs y los comederos de paellas-o-así. Una cosa es ser un barrio popular (léanse las novelas de Carvalho, véanse las fotos de Catalá-Roca) y otra ser una tierra de nadie, donde la única bandera parece ser la enésima copia pirata de la camiseta blaugrana con el 10 de Messi.

Desde hace ya tiempo  la asociación de Amics de la Rambla se moviliza para recuperar la zona. Realizan numerosas actividades, pero quieren más. Y contactan con  Roser Torras, la mujer de las grandes ideas, el motor de los grandes equipos, la dama que sueña con fogones: es directora del grupo GSR y jefa técnica de San Sebastian Gastronomika, entre otros títulos.  Y se inventa Tast a la Rambla: durante cuatro días, los grandes restaurantes de la ciudad invaden el paseo urbano en la zona de Santa Mónica. Desde el ‘señorial’ Vía Veneto hasta el moderno ‘Tickets‘, pasando por clásicos populares como Bodega Sepúlveda o la pastelería ‘cool’ de Escribà, montan sus puestos, venden sus ‘tapas’ y convierten el alma de la urbe en una fiesta. Hay ponencias, actividades paralelas, catas… Instituciones como el Ayuntamiento y grandes patrocinadores privados se suman a la celebración.

“Ha resultado un éxito”, sentenciaba el domingo por la noche, poco antes del cierre, Roser Torras. Los barceloneses han vuelto a la Rambla en feliz convivencia con los ‘guiris’, que por supuesto, se apuntaron a la fiesta. Se han contabilizado unos 500.000 visitantes. Pero es solo el principio: han llamado al evento ‘Primera Semana de Gastronomía de Barcelona” porque en el futuro puede crecer y ser el gran momento del año de la cocina en la capital catalana.

A veces la gastronomía puede servir también de ‘regenerador social’. El cuento tiene final feliz. Como el brindis celebrado en la clausura, el domingo, en el maravilloso mercado de La Boquería, que abrió ese día para los cocineros y organizadores del acto.

Pero La Rambla sigue ahí. Si se acercan al barrio, vayan a los locales premiados en el concurso de tapas  donde participaron 15 de los establecimientos más emblemáticos de La Rambla. La tapa ganadora fue la Cocotte de berenjena agridulce con tomatada y boquerón del Bar Cañete, y las menciones especiales, para el Txangurro al toque de pil-pil sobre lámina de bacalao del Amaya (uno de los vascos clásicos de Barcelona) y para el Tartar de tomate de la huerta, mozzarella y aderezado de hierbas frescas del Cent Onze-Le Meridien.

Buen provecho, Barcelona.

 

 

La vida, nada más

Sobre el autor

Curioso. Periodista de El Diario Vasco. Presento 'Keridos Monstruos' en Teledonosti. Ñoñostiarra, ma non troppo: hay vida más allá de la barandilla. O así


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