Un guipuzcoano ha ganado el manomanista de Pelota 27 años después. Es un chaval de 19 años que podría ser mi hijo. Y al ver el gran triunfo de Iker Irribarria me he puesto sentimental y he recordado a mi padre. Si quieren leer la crónica de la final, hagan ‘click’ en otro sitio. Si les gustó ‘Cinema Paradiso’, aquí tienen ‘Frontón Paradiso’. O algo así.
Mi padre fue cronista pelotazale durante casi cuatro décadas. De niño yo le acompañaba a los frontones y disfrutaba, aunque confieso que me lo pasaba aún mejor cuando me llevaba a la Redacción. Al final heredé más la pasión por el periodismo que la afición por la Pelota.
En 1989, cuando él ya estaba jubilado de los periódicos, vivimos juntos a través de la tele la final que ganó Josean Tolosa, el pelotari que él había seguido desde que era un chaval que empezaba en los frontones. Lo celebró con una pasión que ya parecía haber perdido: la victoria de un guipuzcoano le recordaba mejores épocas (de la Pelota y de mi propio padre) cuando escribía crónicas sobre Gallastegui o los Atano que convertían en épica un dos paredes o una dejada al ancho.
Paco Ezquiaga murió en 1996 sin volver a ver un campeón guipuzcoano. La maldición ha seguido durante tiempo. Y por eso he seguido la trayectoria de Iker Irribarria estas semanas como un ‘enviado especial al presente’ de mi aita. Me he sentado a ver la final como si estuviéramos otra vez juntos, aunque quien andaba por el salón es mi hijo pequeño, de 17 años, casi la edad del pelotari ganador, el más joven de la historia.
He animado al chaval de Arama desde el sofá y he vivido su victoria como un asunto de memoria histórica. Me gusta este Irribarria que en el juego se mueve tan serio que parece el imperturbable Indurain de los Tours, que da espectáculo en la cancha y que mañana, cuando pasen los ecos de su victoria, se centrará en preparar el fin de curso de sus estudios de Ingeniería Mecánica en la Goierri Eskola de Ordizia.
Un guipuzcoano ha ganado la txapela, aita. Y por cierto: tu amigo Miguel Gallastegui sigue como siempre. Continúa siendo el más joven del frontón.