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Irene Crespo

Uno más en la familia

Salvados de la eutanasia que ahora viven felices

Debido a la polémica que surgió con ciertas acusaciones hacia las personas que están trabajando en la recuperación de Sort por el hecho de no haberlo sacrificado, la Asociación Bubastis me contó varios casos especiales que en un primer momento habrían sido tachados claramente como “para eutanasiar” y hoy en día viven en perfectas condiciones. Hablé con dicha asociación, le pedí que me contase varias de esas historias porque creí que era buena idea contaroslas y que vieseis lo que se puede conseguir a menudo luchando por un animal al que mucha gente habría sacrificado. Como los casos son varios y me parece que son historias que merecen que cada detalle sea contado, os las iré publicando durante diferentes días.

Erin

Erin actualmente

Erin es una siamesa que tiene tan solo tres patas. Una entidad animalista llamó a Bubastis dando aviso de que les habían llamado del colegio Erein (situado entre Irun y Oiartzun) para avisarles de que se escuchaba maullar a un gato en el interior de un coche. Como dicha entidad no tenía concierto económico con la localidad de Irun, pasó el caso a Bubastis. Era enero de 2010, uno de esos días heladores con nevada incluida y temperatura muy baja. Cuando Bubastis llegó al sitio, el conserje del colegio ya había desmontado el coche y, sorpresa, en lugar de un gatito pequeño como esperaban encontrar, apareció una gata adulta empapada por la nieve, sucísima de barro y polvo y aterrorizada. La cogieron envuelta en una toalla y se la llevaron a casa de una de las personas de esta asociación.

Pasadas un par de horas la gata se había tranquilizado un poco y la llevaron a la clínica veterinaria Aya de Irun. La sedaron para hacerle una radiografía y en la misma vieron que la gata tenía una pata colgando. Quedó ingresada y se pasó a intentar fijar la articulación con clavos esperando poder mantener la extremidad. Tras la cirugía, se la tuvo diez días en casa pero en jaula de aislamiento para evitar que se desplazase mucho y eso empeorase el estado de su patita. El decimoquinto día, volvieron a llevar a la gata al veterinario: de aspecto estaba mucho mejor y, pese a no haber ganado todavía la confianza del todo, ya no tenía tanto miedo, pero aún arrastraba la pata (el dolor había desaparecido, pero la pata seguía colgando).

Ante esta situación y dado que la pata podía ulcerarse en cualquier momento por el arrastre permanente, se decidió una segunda intervención para amputarla. Así se hizo. Y aunque traumático para ella, para los veterinarios y para las personas que la tenían en casa, lo cierto es que a partir de ese momento se empezó a dar una recuperación relámpago. Cicatrizó bien, se empezó a situar en su nuevo patrón de marcha…y vivió en casa con la gente que la rescató más de un año: hubo dos intentos de adopción, pero no llegaron a plasmarse. Y al tercer intento…la vencida: actualmente vive en Renteria, con Mª José, que a su vez tiene otro gato, con el que Erin hizo buenas migas enseguida.

La persona de Bubastis que la recogió y vivió su historia me cuenta: “Me resultó doloroso dejarla allí porque llegué  a tener con ella una comunicación especial, pero las dos veces que he ido de visita, ha acabado en mi regazo: me reconoce, vive feliz y eso es lo que cuenta”.

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Blog dedicado a todo lo relacionado con el mundo de las mascotas: adopciones de perros y gatos, eventos, consejos prácticos para cuidar a ese miembro tan especial de la familia.


julio 2012
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