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Ion Urrestarazu

Miradas de un peatón

Los bombardeos aéreos del 13 de agosto (1936).

Mapa interactivo de los bombardeos aéreos del 13 de agosto de 1936. Donostiando.

 

Hoy hace 80 años de un suceso olvidado y, por desgracia, mal documentado: Los bombardeos aéreos del 13 de agosto de 1936. Como novedad, acompañando al estudio sobre este suceso, y para visualizar mejor los efectos del bombardeo, he incluído un mapa interactivo. Si pulsan sobre la imágen de la cabecera, podrán disfrutar de una nueva experiencia.

 

LOS BOMBARDEOS AÉREOS DEL 13 DE AGOSTO DE 1936

 

Introducción

El 17 de julio de 1936 comienza la sublevación militar que desembocará en la cruenta guerra civil de la cual, en estas fechas, se conmemora el 80 aniversario. En San Sebastián la sublevación fracasará ante la imposibilidad de los sublevados de hacerse con el control de la ciudad. Tras retirarse, y ser asediados en los Cuarteles de Loyola, capitularán en la mañana del 28 de julio. Tras acabar con la sublevación, las fuerzas del Frente Popular se reorganizarán en pos de hacer frente a las fuerzas sublevadas que avanzan desde Navarra.

Mientras, en la ciudad, pasados los primeros acontecimientos, se vivirá cierta normalidad. San Sebastián en aquel momento contaba con unos 80.000 habitantes, sin contar con los turistas que, a causa del conflicto, no podían retornar a sus lugares de orígen. Aquella extraña paz iba a desaparecer a causa de un nuevo horror de la guerra moderna: el bombardeo aéreo indiscriminado.
Daños en la casa de la Parte Vieja. Foto Frente Popular.

El primer bombardeo

En la mañana del 13 de agosto de 1936, 6 aviones —presuntamente italianos y procedentes de un aeródromo en la Rioja— comenzaron a sobrevolar la ciudad a gran altura, abrieron las compuertas y comenzaron a dejar caer la mortal carga. No se sabe el orden en que cayeron las bombas ni las intenciones exactas del bombardeo, así que, de momento, me limitaré a reseñar los lugares de impacto; más tarde hablaré de los hipotéticos objetivos.

Una de las bombas fue a caer el patio de la manzana que comprende el número 7 de la calle San jerónimo y los números 14 y 16 de la calle Embeltrán. Allí se vivirá dos dramáticas escenas:
En el piso 3º del 7 de San Jerónimo, la viuda de Sotés, una anciana que vivía imposibilitada en su cama, estaba siendo ayudada por una muchacha de la familia, Candida Ruesgas, estudiante de Magisterio, a ponerse las medias. En aquel preciso instante, escucharon los motores de los aviones y se apresuraron a ponerse sobre seguro. Un momento después, cayó la bomba, que destrozó una chimenea, causando el incendio de la misma, y diversos destrozos en la vivienda de la anciana y en varios pisos de ambos inmuebles.
En el 4º Dcha. del 16 de la calle Embeltrán, vivía la familia de la viuda de Arbaolaza. El hijo, un muchacho de unos 17 años, dormía en aquel preciso momento. A causa de las explosiones y el ruido de los aviones, al despertarse, se vistió de cualquier manera, y se asomó por la ventana de su cuarto —que daba al patio del bar Iruña— para ver el “espectáculo”. Al momento, ocurrió la explosión, causando abundantes daños en el mobiliario del piso, saliendo el muchacho indemne, sin rasguño alguno.
Izq.: impacto en el 54 de la calle Urbieta. Dcha.: marcas de metralla en la actualidad. Fototeka Gipuzkoa y Donostiando.
Una bomba cayó junto al 54 de la calle de Urbieta, lugar que ocupaba la tienda de alimentación Carrasquedo. El proyectil causó un hoyo de unos dos metros cuadrados por uno y medio de profundidad. Los cascotes de la explosión hirieron a los vecinos que se habían refugiado en la bodega de dicho establecimiento. La explosión destrozó la tienda de Carrasquedo, quedando comunicada con la tienda de al lado, vacía en aquel momento y que anteriormente había sido una cordelería. En la actualidad se conservan marcas de metralla en el lateral derecho del portal número 56, siendo, quizás, el único rastro superviviente de este bombardeo.
En la casa que ocupa el número 6 de la Plaza del Centenario, una bomba entró por el 6º, atravesando los sucesivos pisos hasta estrellarse en el 2º —domicilio de la familia Campane—, sin llegar a estallar. El proyectil fue trasladado a la CNT —seguramente al cercano cuartel de las escuelas de Amara—.
A poca distancia del anterior edificio, en el número 1 de la misma plaza —propiedad de la familia Zappino— otra bomba alcanzó el 5º Izq., domicilio en aquel entonces de la viuda e hijos de Barcáiztegui. El proyectil entró por el “ángulo noroeste del marco del lucero sobre la cocina del piso alto de servicio”, cayendo sobre una mesa de mármol, destrozandola y llenando de cascotes el inmueble. La bomba, en su caída, derribó una chimenea, cayendo ésta a la terraza del inmueble inmediato, y causando daños en otras dos chimeneas. En el momento del ataque, tanto el 4º —habitado por la familia Lemoniez— como el 5º, habían sido evacuados por orden del Frente Popular, por haberse incautado de la torrecilla superior de la casa para usarla en previsión de un ataque sublevado.
En la casa número 9 de la calle Amara, de reciente construcción y propiedad del industrial Landart, cayó otra bomba, causando serios desperfectos. El proyectil impactó de refilón, destrozando las habitaciones de los pisos 4º y 5º. Según el diario Frente Popular, uno de los pisos estaba habitado por una familia que trabajaba en la Tabacalera. El edificio se conserva en la actualidad, pero tuvo que sufrir en su fachada una reforma radical, perdiendo su aspecto vanguardista.
Casa Landart, en Amara; la fachada tuvo que ser modificada radicalmente. Kutxateka.
Otra bomba cayó en el número 18 de la calle Urdaneta, en cuyos bajos se encontraba la Escuela de la Sagrada Familia. El proyectil atravesó los diferentes pisos para llegar al primero sin llegar a estallar, siendo recogido por el Cuerpo de Bomberos, sito en la misma manzana. El diario Frente Popular especuló con que dicha bomba iba dirigida contra la Casa de Socorro —cuyo tejado estaba pintado con una cruz roja de gran tamaño—, ya que una de las naves de la misma colindaba con el edificio bombardeado.
Otros bombas fueron a caer en la bahía de la Concha, en los Cuarteles de Loyola, en la parte trasera de la iglesia de Santa María, y, siempre según el diario Frente Popular, “acaso en algún otro lugar”.
Sobre la bomba que cayó en la bahía de la Concha, hace poco me facilitaron un testimonio que podría encajar en el suceso. En la playa de la Concha, estaba la niña María Trinidad Castillo —de unos 12 años—, vecina de San Bartolomé, junto con su madre y hermanos disfrutando de la playa. Entonces, observaron a un avión sobrevolar la bahía. Por el momento no se sobresaltaron, pues pensaron que se trataba de la avioneta publicitaria de “Impermeables El Búfalo”, la cual solía “bombardear” con impermeables a los veraneantes. En lugar de impermeables, el avión dejó caer una bomba. No hace falta decir que el susto fue tremendo, una simple escena lo resume: a causa de las prisas, quedaron los zapatos de la niña María Trinidad enterrados en la arena. Este testimonio ha sido facilitado por Eva Etxebeste, hija y nieta de las protagonistas.
A parte de los daños materiales, los daños personales se redujeron a 5 heridos. En principio todos ellos fueron asistidos en la Casa de Socorro, aunque los más graves serían trasladados al Hospital Civil de Manteo.
Destrozos causados en el interior del 32 de la calle Garibay. Foto Frente Popular.

El segundo bombardeo

A la tarde, los aviones volvieron a sobrevolar San Sebastián con nefastas intenciones y, por desgracia, con peores resultados que en el bombardeo de la mañana.

Nuevamente, los aviones dejaron caer dos bombas en Amara, ésta vez en las cercanías del retrete del parque de Amara, sin producir desgracia alguna. No será la única, dos bombas más caerán en los Altos de Amara, sin llegar a explotar: una a pocos metros de la vivienda de María Teresa Fortea, viuda del malogrado Manuel Andrés Casaus —un día de estos hablaremos de él—, y otra en la huerta de los señores Echave; ambas recogidas por los bomberos. Más adelante analizaremos el posible porqué de esta “obsesión” por bombardear Amara.

En la calle de Moraza, en las proximidades de la linternería Torres, caerá otra bomba que, por suerte, no llegará a explotar. También sería recogida por los bomberos.

Dos bombas más cayeron sobre el número 4 de la calle Urbieta: una fue a parar al patio interior y la otra atravesó los pisos 5º y 4º, quedando alojada en el 3º. Pese a los grandes destrozos no hubo ninguna desgracia personal.
Otra cayó en el número 32 de la calle Garibay, próximo a la sede del diario Frente Popular —antigua sede del Diario Vasco—. En el instante en que cayó la bomba, la “fuerza percutora” hizo que varios periodistas fueran lanzados a “varios metros de distancia” del lugar donde se hallaban. El propio diario especulará con que aquel proyectil iba dirigido contra la redacción y talleres.
Al parecer, el proyectil chocó con la esquina de la terraza del 6º piso, arrancando un pedazo de la misma, y explotando sobre el balcón del 4º —habitación de Bernardo Beristain—. La metralla entró en el piso, arrasando con el mobiliario de cuatro habitaciones, el techo y haciendo un hoyo en el suelo, desde que podía verse el piso inferior, el 3º —habitado entonces por el notario Fernando Fernández Sabater—, donde también habían quedado destrozadas las cuatro habitaciones de la misma rasante del piso superior. Pese a los grandes destrozos, no hubo que lamentar víctimas gracias a la casualidad: en el domicilio de Bernardo Beristain, se hallaba la esposa de éste y tuvo la suerte de haberse “recluido” en las habitaciones que daban a la calle Garibay (?), cosa que le salvó la vida. En el piso inferior, pasó algo similar: el notario Fernando Fernández Sabater y su padre —un hombre de avanzada de edad—, al hallarse en las habitaciones exteriores también pudieron salvar la vida.
Otra bomba fue a caer en la calle San Marcial, en el edificio del bar la Espiga. El proyectil impactó en el tejado, atravesando tres pisos —llegando a atravesar una cuna con su colchón, en la que por suerte no había nadie— haciendo explosión y quedando la espoleta sobre la cama de una habitación del primer piso. La espoleta fue recogida por los bomberos.
Fotografía de los destrozos causados en el tercer piso del Nº 32 de la calle Garibay. Foto Frente Popular.
En aquellos instantes se vivió un momento verdaderamente trágico. En el momento que se advirtió la presencia de los aviones, María Zabalegui Errazquin, dueña de una carnicería existente en la calle de San Marcial, apremió a todos los viandantes a que entraran en el establecimiento para guarecerse del bombardeo. La fatalidad quiso que, María, siendo madre de siete hijos, al no ver a ninguno de ellos a su lado, se decidió a salir en su búsqueda. En aquel fatal y preciso instante, la metralla caía sobre la calle. María no llegó a salir de su tienda. El diario Frente Popular no pudo ser más explícito: “la pobre señora fué alcanzada por un casco que le destrozó el vientre y la región dorsal produciéndole la muerte casi instantáneamente. Casi no tuvo tiempo de salir, pues con un pie dentro de su establecimiento le sorprendió la muerte”.
Otro lugar donde cayó una bomba fue en el edificio que hace esquina entre la calle de Easo con la de San Marcial. Allí impactó en el balcón central de un piso propiedad de un tal Elorza. El proyectil arrancó de cuajo la repisa balaustrada de piedra del balcón y la baranda; en el granito de la base del edificio produjo enormes destrozos y la puerta de acceso a la casa número 1 quedó totalmente destruída. El diario Frente Popular especulará con que el proyectil iba dirigido contra el Hotel Londres, que había sido convertido en hospital de sangre.

La bomba caída ante el Hotel Londres causó varios muertos. En el momento en que hicieron aparición los aviones, Plácida San Juan, junto con su hija, abandonó el domicilio familiar, sito en la calle Fuenterrabía número 22, y se dispuso a buscar a sus otros cuatro hijos, que estaban en la playa. En el preciso instante en que llegaba a la altura de la calle Easo, hizo explosión la bomba de la que hemos hablado, matando en el acto a la madre e hiriendo mortalmente a la hija. No serán las únicas víctimas mortales del momento: la metralla segará en un instante la vida de otros dos hombres y dejará herido mortalmente a otro: Eustaquio Prior Marco.

Eustaquio Prior Marco, era un conocido taxista de San Sebastián. En el momento en que cayó la bomba del Hotel Londres, marchaba para coger su coche; quedando gravemente herido, fallecerá tres días más tarde.
Como dice el diario Frente Popular, aquella explosión debió de ser verdaderamente tremenda. Un trozo de metralla hirió en un brazo a un ciudadano que se hallaba a cien metros de distancia, en la puerta de la farmacia Carrasco, que se hallaba en la esquina de la calle Easo con Pí y Margall —hoy Arrasate—.
Tras el bombardeo, los sanitarios enclavados en el Hotel Londres y los enviados por la Comisaría de Sanidad —situada en el Hotel del Príncipe— harán todo lo posible por dar asistencia a las víctimas.
Coches ambulancia frente al hotel Londres, convertido en Hospital de Sangre. Foto Frente Popular.

Las Víctimas

En este apartado se ha recogido la relación de víctimas, tanto de la mañana como de la tarde, y los respectivos establecimientos de acogida. A falta de más fuentes, toda la información ha sido extraída del diario Frente Popular.

Afortunadamente, durante la mañana solo resultaron cinco heridos. En principio todos ellos fueron asistidos en la Casa de Socorro, los más graves serían trasladados al Hospital Civil:

Casa de Socorro:

  • Josefa Munárriz Uranga, de 32 años, soltera, natural de San Sebastián y habitante en la calle del 31 de Agosto 29, 4º. Lesiones por metralla en el pecho (en otra referencia solo se menciona una herida de metralla en la mano), estimadas en principio como graves. Debido a la aparente gravedad de sus heridas fue trasladada al Hospital Civil de Manteo.
  • Manuel Sierra, de 34 años, jornalero. Contusión en el antebrazo izquierdo.
  • Manuel Usandizaga, de 47 años. Heridas de mano y pie izquierdo, ambos de pronóstico reservado.
  • Juan Garalloa, de 5 años. Herida punzante en la cabeza, considerada leve.
  • Guadalupe Terrazas, de 24 años. Heridas contusas en ambas piernas, consideradas leves, salvo complicaciones.
Tras el bombardeo de la tarde, a los heridos de la mañana habrá que sumarles los heridos y muertos resultantes del segundo bombardeo. El ataque es demoledor, al carecer de una hora precisa para asegurarlo, se puede afirmar que ocurrió en un momento en que la gente abundaba en las calles.

Hotel Londres:

  • Venancio García, de 19 años, asturiano residente en San Sebastián. Heridas incisas en las regiones frontal y palmar derecha.
  • Santiago Argobaniz, de 32 años de Vitoria. Herida incisa en la región palmar izquierda.
  • Santiago Ruiz, de Santander, 23 años. Herida de metralla en el muslo izquierdo.
  • Eduardo Olazagutia, de Vitoria, 23 años. Herida incisa con desgarro en el cuero cabelludo.
  • Mariano Díaz, de Madrid de 29 años. Herida incisa en la región palmar.
  • Angel Larrauri, de 23 años de San Sebastián. Herida incisa en la rodilla.
  • Santos Ibáñez de 20 años de Vitoria. Herida de metralla en el tercio inferior de la pierna izquierda.
  • Ramón Castresán de 20 años, de San Sebastián. Una herida de metralla en el muslo izquierdo y otra en la región plantar.
  • Manuel Murguía de 17 años, de San Sebastián. Heridas de metralla en el hombro y brazo derechos.
  • Venancio Ortega de 29 años, de San Sebastián. Herida con desgarro de tejidos en la región facial derecha, en sedal con orificio de entrada y salida en el hombro derecho.
Hospital Civil de Manteo:
  • Josefa Munárriz de 32 años de San Sebastián. Herida de metralla en la mano derecha (el diagnóstico difiere con el dado más arriba).
  • María Leturiondo Eguía de 36 años de Villabona. Herida de metralla en el tobillo derecho, siendo preciso amputarle la pierna. Además heridas de metralla en la espalda, muslo y brazo.
  • Gregorio Sánchez Iglesias, de 32 años, natural de Casar de Monte, Cáceres, y vecino de Rentería. Herida de metralla en la rodilla. Resultó herido estando en la Concha.
  • Higinio Martín Iglesias de 28 años de Moraleja. Herida en la rodilla con fractura conminuta.
  • Julián Ortiz Saez de 73 años. Confusión en el abdomen y excitación nerviosa.
  • Encarnación Gorbea, hija de Plácida San Juan, de 16 años. Ingresó en estado preagónico con enormes destrozos en manos y piernas.
Clínica de San Ignacio:
  • Enrique Ituarte. Heridas con desgarro en la mano izquierda, haciendo precisa la amputación de un dedo, y dos grandes heridas con desgarro en la pierna izquierda. Herido al salir del fotógrafo Pedroa, en la calle Easo.
  • Juan Echeverría, tío del anterior. Heridas de metralla en las piernas. Al igual que el anterior, herido al salir del fotógrafo Pedroa en la calle de Easo.
Sin llegar a precisar en qué “otros centros” médicos fueron asistidos, el diario Frente Popular da la siguiente lista de heridos:

Otros heridos:

  • José María Zubiaurre. Herido de metralla en la región glútea izquierda.
  • Ramón Bordenave, de treinta y nueve años, sereno de la Avenida. Herida de metralla en el codo con fractura del húmero y heridas contusas en las piernas.
  • José Aoja, de Mondragón, de 29 años. Herida de metralla en el pie izquierdo.
  • Pedro Nieva, de San Sebastián, de 28 años. Herida de metralla en la pierna izquierda.
  • Esteban Fernández, de 50 año. Herida de metralla en el muslo izquierdo.
  • Juan Echave, de 28 años. Herida en el pie izquierdo.
  • Concha Alustiza, de 17 años. Herida en la pierna izquierda.
  • Juan Alvarez, de 18 años. Herida contusa en el brazo derecho.
La lista termina añadiendo que otros muchos heridos fueron curados “en sus propias casas”.
Esquelas de las  mujeres fallecidas a consecuencia de la bomba caída ante el Hotel Londres. Foto Frente Popular.

Los Muertos:

Por lo que hemos visto, no se puede asegurar el total exacto de heridos, pero sí el de fallecidos. El día 15, el diario Frente Popular da un balance “definitivo” de seis muertos: dos mujeres y una muchacha, más dos hombres y un niño. Las mujeres y uno de los hombres (fallecido en el Hospital) fueron enterrados en Polloe el día 14.

Por desgracia, la cifra que en un principio ofrece el diario Frente Popular es inexacta. Días después, en la madrugada del 16 de agosto, fallecerá el taxista Eustaquio Prior Marco, de 26 años. Hasta la fecha será el último fallecido a causa del bombardeo del que se tiene cuenta. Así pues, corrigiendo la cifra dada por el diario, son 7 las víctimas del bombardeo.

El funeral de Eustaquio debió ser de ser importante. A causa de su oficio era un hombre muy conocido en la ciudad; pero también por ser colaborador del Frente Popular, para el que desde el primer momento hizo labores de transporte de milicianos y “otros menesteres encomendados por el Frente Popular”. Según el diario consultado —cuyo breve artículo es toda una “laudatio” del hombre en pro de la causa— la labor del chófer fue tan intensa que “tuvo que guardar cama por prescripción facultativa para reponerse”. Sin estar restablecido por completo, se dispuso aquella fatal tarde a coger su coche una vez más, momento en que cayó la bomba. Tras fallecer en la madrugada del día 16, su cadáver fue conducido el mismo día a las 16:30 desde su domicilio en Eguía, número 34, hasta el cementerio de Polloe, escoltado por una multitud de “miles de personas” en la que “se escuchaban durísimas frases de condenación para el criminal proceder de los fascistas”.

Para mejor comprensión, incluyo la lista de fallecidos:

  • María Zabalegui Errazquin, dueña de una carnicería existente en la calle de San Marcial.
  • Plácida San Juan Gil, madre de Encarnación Gorbea, de 42 años.
  • Encarnación Gorbea San Juan, hija de Plácida San Juan, de 16 años.
  • Eustaquio Prior Marco, de 26 años, de profesión taxista. Fallecido en la madrugada del día 16.
  • Faltan por identificar a otros tres varones: dos hombres y un niño.

El bombardeo en la Prensa.

La prensa afín al Frente Popular apenas hace mención de los bombardeos. Evidentemente, el que más hincapié hace en el bombardeo es el diario local Frente Popular. Del resto de los diarios consultados, sólo en el bilbaíno “La Gaceta del Norte” se hace mención explícita a éste suceso, mostrando indignación y copiando palabra por palabra el artículo del donostiarra “Frente Popular”. El resto de la prensa republicana a la que se ha tenido acceso no hace mención alguna del hecho.

La prensa sublevada hace otro tanto, pero con algunas diferencias. De los diarios consultados, pocos hacen mención explícita del suceso. “El Diario de Pontevedra” es el más explícito; sin tapujos informará: “Los aviones nacionales dejaron caer ayer en San Sebastián unas 60 bombas, causando víctimas”. La misma cifra de bombas será confirmada por la “La Gaceta de Tenerife”, aunque sin hacer referencia a los aviones. Otro diario canario, “La Acción”, afirma que la ciudad fue bombardeada por 5 aviones.

Otros diarios sublevados —”El Pueblo Gallego” y “Diario de Navarra”— no hablan de bombardeo y se limitan a decir que los pilotos del aeródromo de Agoncillo, en la Rioja, al sobrevolar San Sebastián e Irún vieron que “había numerosas banderas blancas”. Evidentemente, ésto parece ser pura propaganda alejada de la realidad.

Bando publicado por la Comisaría de Guerra en el diario “Frente Popular”. DK.

A posteriori

Tras el ataque, el día 14, la Comisaría de Guerra mandó publicar en la portada del diario Frente Popular un bando con las medidas a seguir por la población ante la eventualidad de que San Sebastián volviese a ser atacada por aviones. Para algunos ciudadanos ya era demasiado tarde.

El ataque acelerará acontecimientos. La Junta de Defensa de Guipúzcoa adelantó el consejo de guerra contra los mandos sublevados de Loyola a la madrugada del día 14. El consejo de guerra, tras la toma de San Sebastián por los sublevados, será tildado de farsa y usado por éstos como propaganda.

***
Foto de un Savoia SM81 “Pipistrelo”, tipo probable de bombardero usado sobre San Sebastián. Foto Wikimedia.

Reflexiones: Los aviones sublevados ¿Un bombardeo al azar o estratégico?


Los aviones sublevados:

Hasta la fecha, por desgracia, sobre qué aviones realizaron los bombardeos no hay información concluyente. Menos todavía al respecto de la unidad que efectuó la incursión.

Según el diario Frente Popular —como ya hemos visto— los aviones eran italianos y provenientes, supuestamente, de Recajo, en la Rioja. Fuentes sublevadas —”El Pueblo Gallego” y “Diario de Navarra”— afirmarán que provenían de la Rioja, pero, en esta ocasión del aeródromo de Agoncillo. Sin embargo, “El Diario de Pontevedra” asegura que los aviones podrían haber partido de Burgos. Como se ve, nadie se pone de acuerdo.

También habría que tener en cuenta que por “italianos” podría entenderse como un término propagandístico, más que una realidad. En el bando sublevado, en cambio, solía usarse el apelativo “ruso” contra cualquier tipo de avión usado por el bando enemigo.

En la obra “Crónica de la Guerra Civil de 1936-1937 en la Euzkadi peninsular” —cuyas fuentes son el diario Frente Popular y el libro “Las fuerzas aéreas en la Guerra Civil Española” (Edit. San Martín. 1979)— da como cierto que los bombarderos fueron “Savoia SM81”, apodados “Pipistrello” —murciélago—. El mismo libro habla de otras unidades de bombardeo compuestas a base de Dragon Rapide, Fokker FVH, Ju52 y HE51; todos ellos usados en los comienzos de la campaña del norte.

La única manera de cerciorarse de qué aviones bombardearon San Sebastián, sería teniendo acceso a los planes de vuelo de la escuadrilla que participó en la acción. Por desgracia, actualmente, obtener ésta información es una tarea imposible de llevar a cabo.

¿Un bombardeo al azar o estratégico?:

Sobre la intencionalidad del bombardeo tampoco se puede afirmar nada, pues sólo tenemos la visión sesgada que nos aporta el diario Frente Popular. El diario afirma abiertamente que las bombas iban contra objetivos civiles de manera indiscriminada —la Casa de Socorro o el Hotel Londres—; esto podría ser tan cierto como una vulgar maniobra de propaganda. Repitiendo lo dicho más arriba con respecto a los aviones: sin los planes de vuelo no se puede saber la verdad sobre este asunto.
Si atendemos a la tesis que afirma el diario y analizamos los lugares de impacto y sus alrededores, claramente se puede sacar la conclusión de que sí se buscaban objetivos concretos. Juguemos a las conjeturas:

Sobre el bombardeo de la mañana se puede observar que se concentró en torno a dos zonas muy concretas: la Parte Vieja y Amara. También hay que añadir algunas bombas solitarias. Analicemos cada parte.

En torno a la Parte Vieja había varios posibles “objetivos”: La Casa del Pueblo, situada a la altura de la calle 31 de Agosto con San Jerónimo; el Gran Casino, sede de la Comisión de Transportes y actual Ayuntamiento; el Gobierno Militar, situado en el Palacio Goikoa; y el Hotel Continental, que fue usado durante la batalla de San Sebastián como puesto de mando y cuartel de milicias. Ninguna bomba acertó en dichos objetivos.

En Amara las bombas caen en torno a lo que en la época era la estación de Ferrocarriles Vascongados —hoy Euskotren—; pero ni una sola bomba cae en el nudo ferroviario. Todas van a parar a las últimas casas del barrio —1 y 6 de la Pza. del Centenario—, al Alto de Amara y a la calle Urbieta. Salvo en el caso de Urbieta, en cuya relativa proximidad estaba la checa anarquista del Colegio del Sagrado Corazón, el resto de objetivos pueden responder a información estratégica anticuada. Luego lo analizaremos detenidamente.

Sobre las bombas solitarias… Está la bomba que cayó en la bahía de la Concha, que al no saberse la altura a la que cayó, poco se puede hacer. La bomba que cayó en Urdaneta lo hizo cerca de la Casa de Socorro, la cual tenía el tejado decorado con la cruz roja para evitar ser bombardeado. El caso más curioso es la solitaria bomba de Loyola: ¿sería una suerte de venganza por haber tomado los Cuarteles?

En el bombardeo de la tarde, vemos que se repite la concentración de explosiones en torno a Amara. También vemos cómo se bombardea en torno al barrio de San Martín y se lanza una solitaria bomba en la calle Guetaria. Analicemos cada sector.

El caso del barrio de San Martín llama la atención, pues no había ningún objetivo militar ni político en la zona: solo el hospital de sangre del Hotel Londres. No es de extrañar que el diario Frente Popular culpe a la aviación sublevada de “intenciones criminales”.

Sobre la solitaria bomba de la calle Guetaria, el diario Frente Popular afirma que “iba contra ellos”, por estar su sede en las proximidades del lugar de la explosión.

Como ya hemos visto, las bombas vuelven a caer en Amara, y casi en el mismo sitio: se vuelve a bombardear el Alto, una bomba cae en algún lugar de la calle Moraza y otras dos bombas caen en el parque de Amara —hoy Araba—. Vuelve a pasar lo mismo que en el caso anterior ¿Qué buscaban bombardeando esos mismos lugares?

Hay que tener en cuenta dos cosas sobre el barrio de Amara: una, lo que hoy se llama Amara Viejo era el extrarradio de San Sebastián, más allá no había “nada”; dos, era uno de los principales puntos de acceso a la ciudad, ya sea por carretera o ferrocarril. No deja de ser llamativo que no cayera una sola bomba en el nudo ferroviario y que todas las bombas se centren en sus alrededores.

Al respecto de bombardear Amara con tanta insistencia, en mi opinión, responde a información obsoleta procedente de los primeros días de lucha. Las bombas caen en el alto de Amara, antigua posición de artillería del Frente Popular, usada para bombardear los Cuarteles de Loyola durante el asedio. En el caso de los edificios, 1 y 6, de la Plaza del Centenario, eran los “últimos” edificios de San Sebastián, por estar emplazados en el extrarradio y, debido a su altura, los hacía perfectos puestos de observación. En el número 1, se sabe con certeza de su uso como observatorio, mientras que en el caso del número 6, se desconoce. Tal vez la bomba fue a parar a éste último por error. Otras bombas caen en las calles Moraza y Urbieta, lugares donde hubo barricadas en los primeros días de lucha y en cuya proximidad estaba la calle Larramendi, lugar donde se hallaba el ya mencionado Colegio del Sagrado Corazón, convertido en checa de los anarquistas.

Revisada toda la información ofrecida por el diario Frente Popular, tras analizar detenidamente el mapa y, sobre todo, a falta de tener los ya mentados planes de vuelo de la escuadrilla sublevada, se puede afirmar que los bombardeos aéreos ocurridos a lo largo del día 13 de agosto de 1936 fueron contra objetivos concretos: civiles, militares y políticos; buscando tanto la desmoralización como la destrucción de objetivos estratégicos.

ION URRESTARAZU PARADA
FUENTES:

HEMEROTECA:

Prensa del Frente Popular:

  • Frente Popular: diario de la República. 14 de agosto de 1936. Pág. 1.
  • Frente Popular: diario de la República. 14 de agosto de 1936. Pág. 2.
  • Frente Popular: diario de la República. 14 de agosto de 1936. Pág. 6.
  • Frente Popular: diario de la República. 15 de agosto de 1936. Pág. 4.
  • Frente Popular: diario de la República. 16 de Agosto de 1936. Pág. 1.
  • Frente Popular: diario de la República. 17 de Agosto de 1936. Pág. 4.
  • Gaceta del Norte. Bilbao. 15 de Agosto de 1936. Pág. 5.
  • Gaceta del Norte. Bilbao. 18 de Agosto de 1936. Pág. 3.
Prensa Sublevada:
  • El Diario de Pontevedra: Periódico liberal. 14 de agosto de 1936. Pág. 3.
  • El Pueblo Gallego. Vigo: Viernes 14 de agosto de 1936. Pág. 1.
  • La Gaceta de Tenerife. Viernes 14 de agosto de 1936. Pág. 2.
  • La Acción. 14 de agosto de 1936. Pág. 6.
  • Diario de Navarra. 14 de agosto de 1936. Pág. 6.

LIBROS:

  • Barruso, Pedro. Verano y Revolución; la Guerra Civil en Gipuzkoa. Edición digital. Link.
  • Urgoitia, José Antonio. Crónica de la Guerra Civil de 1936-1937 en la Euzkadi peninsular. Tomo I. Págs. 357-359.

Redescubriendo nuestro entorno con lo que miras y no ves

Sobre el autor

Un donostiarra curioso de su ciudad, entretenido en observar, desde sus ojos de peatón, todo el entorno que le rodea. Porque hay algo más allá que la bahía y la gastronomía, mostraré con todo lujo detalles, las anécdotas y curiosidades que ayuden a ampliar vuestro conocimiento

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