Cuando una vive en Madrid, aprecia y añora de una manera muy especial el olor del mar, el paisaje verde del cantábrico, la playa…
Sin embargo esta semana la he empezado con buen píe: una escapada a Luarca.
La editorial Planeta ha invitado a unos cuantos periodistas a este lugar tan bello para presentar el Libro El Rojo, del zoólogo y escritor alemán Bernhard Kegel.
El autor se plantea en este libro de ficción pero con una base científica importantísima qué pasaría si la naturaleza rompiera sus propias reglas, si las criaturas que viven en lo más profundo de los océanos, salieran a la superficie.
Kegel es un experto en calamares gigantes y nos dio una amena charla sobre ellos en el CEPESMA (coordinadora para el estudio y protección de especies marinas: www.cepesma.com ) y mandó un mensaje claro: cada vez hay menos pesca porque abusamos de nuestros mares.
Un poco más concienciados todos, salimos del cepesma con la idea de pasear y recorrer ese paraje tan cantábrico pero apareció una amiga que nos cambió los planes por un rato: una lechuza joven con un ala rota.
La pude sostener entre mis manos y me transmitió una ternura infinita. Suave, pequeña, asustada, con los ojos cerrados, parecía un bebé.
Luís Laria, hace una labor magnífica salvando a animales de diferentes especies de una muerte segura (www.parquedelavida.org).
El la salvó, yo le di ternura y bautizó a la lechuza con el nombre de Carolina. Estos viajes se disfrutan, cargas pilas, vuelves con olor al mar en el cuerpo y ves a amigas como María del Cos que trabaja para la revista Delibros.