1º parte: Desde el Acantilado
Desde dónde se observa es tan importante como lo que se observa. Hay momentos que debemos atraparlos. Nos ayudarán más adelante, en los tropezones que la vida nos pone por delante porque eso es vivir. Retazos de felicidad es lo que voy a contar.
Unos días en Palermo (Sicilia) una ciudad de un millón y medio de habitantes, repleta de historia y de vida. Una boda siciliana avistada desde un balcón, un mar embravecido y un acantilado donde rompían furiosas las olas. Una charla con un escritor al que admiraba y ahora lo hago más: Enrique Vila-Matas.
Único en su enfoque de la vida y de la literatura, tímido, un tierno que parce que no quiere serlo, un gran contador de historias y anécdotas, un viajero cuyo mejor viaje es el que realiza al interior, un hombre que despierta preguntas y que vive la vida y la literatura con una intensidad desbordante.
El motivo de este fantástico viaje es la entrega a Vila-Matas del Premio Literario internacional de Mondello por su libro Doctor Pasavento (Anagrama).
En la rueda de prensa, Vila-Matas, definió así su libro – ¡qué poco gusta como es normal, a un escritor resumir años de trabajo en unos breves trazos! – : “Un escritor, harto de su éxito, decide ocultarse como lo hizo Ágatha Christie durante once días, en Inglaterra.
Nunca explicó por qué escapó… Pensé escribir sobre la necesidad de ser invisible y me encontré con la soledad como tema de fondo. Escribí una historia de una desaparición lenta. Es un libro sobre la dificultad de no ser nadie. Es muy difícil no ser nadie. Es imposible volver a casa. “